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La tierra de las 1000 montañas

La ruta del Giro 2019 ha sido presentada esta tarde. Allí Viviani y Froome atendieron con cierta expectación, porque se rumoreaba un recorrido  espectacular.

Y no nos referimos al habitual concepto de “espectáculo” que se tiene últimamente en el ciclismo, si no a un recorrido que facilite los movimientos lejanos, las alternativas… lo que es marca de la casa en Giro, como ocurrió en los años 15 y 16.

La carrera comienza en Bolonia, con una crono mixta con final en un muro de 2,5 kms al 9,5%. Desde luego un inicio innovador que dejará diferencias en la general a pesar de la escasa longitud.

La segunda etapa será llana y tendrá como desenlace el sprint, dando paso a una primera semana plagada de etapas rompepiernas y de media montaña con finales ratoneros, alternados con volatas.

Ejemplo de etapas complicadas son Frascati, San Giovanni Rotondo (con un puerto de Segunda categoría a 10 kms de meta) y L’Aquila. Esta semana concluye con otra crono individual. 35 kms, 25 de ellos llanos tras los que se afrontan una subida de 6 kms al 6%, antes de encarar un tramos final ondulado para terminar en San Marino.

La segunda semana empieza tranquila, con etapas para sprinters, pero a partir de la etapa 11 empieza la dureza sería. Y no puntual, sino continua. Entre las etapas 12 y 17 se verá casi toda la montaña del Giro. Y menuda montaña, de todos los colores.

Para empezar una etapa monopuerto en Pinerolo. Pero sin acabar en alto, sino con el estreno de Montoso (9 kms al 9,5%) a 32 kms de meta. Un buen lugar para lanzar la carrera.

Al día siguiente primera etapa de montaña, con paso por el colle de Lys y el Paso Luppo (9 kms al 8,5%) antes de la larga y dura subida al Lago Serru.

Pero no acaba el tríptico ahí. Etapa muy corta en Val de Aosta con cuatro puertos, destacando el durísimo Passo San Carlo, con 9 kms al 10,3%, a 15 kms de meta. Además otros tres puertos de primera en una etapa con 4000 metros de desnivel.

Al día siguiente 236 kms de etapa con el final clásico del Giro de Lombardía y cuatro segundas bien encadenados antes del final en Como.

¿Se acaba la dureza? No. Tras un perentorio descanso, llega la etapa reina: 225 kms con cuatro puertos: los modestos Croce de Salven y Presolana y los mastodontes Gavia Y Mortirolo. 225 kms de etapa y el Giro aún quedará por decidir. Más media montaña camino de Anterselva, con subidas modestas pero exigentes, antes del final en alto.

Por fin, el jueves de la última semana se disputará una etapa llana, la última del Giro. Viernes, etapa unipuerto con final en alto suave en San Martino de Castrozza. Y sábado el último etapón: Cima Campo y el impresionante Manghen (20 kms al 7%) en la primera parte del recorrido para terminar con Rolle y Croce de Aune, con 13 kms al 6,5%, donde acaba la etapa.

Etapa 21 y ¿paseo? No, de nuevo Cri, de nuevo quebrada y corta (15kms) para acabar de decidir el Giro.

Un Giro con una semana durísima y tres etapas reinas (Courmayeur, Ponte di Legno y Croce de Aune) y multitud de etapas exigentes en su segunda mitad.

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