Balance 2021: Cualquier cosa que no fuese acabar el año en los juzgados, con corredores desertando o con el equipo entregado a la más absoluta desidia, era un triunfo. Y es que durante buena parte de la temporada la continuidad del histórico equipo kazajo estuvo más que en entredicho. Tanto es así que buena parte de su plantel corrió a firmar contrato con otros equipos en cuanto tuvo la oportunidad ante la incertidumbre que rodeaba a la escuadra de Vinokourov.
Por todo esto resulta difícil ser justos a la hora de hacer un balance de lo que fue 2021 para Astana. Es cierto que apenas se consiguieron seis victorias, un balance pobrísimo para un equipo de tanto nivel. Izagirre y Aranburu “pescaron” en la Itzulia y Lutsenko ganó la crono de Dauphiné, en dónde llegó a vestir de líder para acabar segundo en la general final tras Porte. Además, acabó séptimo en el Tour, su primer top10 en una grande. Peor suerte tuvo Vlasov, que no consiguió levantar los brazos pero que acabó cuarto en la general del Giro, amén de segundo en Niza, justo por delante de su compañero Izagirre.
Y no hay mucho más que destacar. Más voluntad que logros en un entorno definitivamente hostil. Eso sí, si en 2022 encuentran algo de paz, quizá puedan volver a brillar a niveles de años pasados.
Expectativas 2022: Si complicado resulta analizar lo que fue 2021 para Astana, igual de difícil se plantea prever lo que puede ser 2022. Porque no estamos hablando de un flujo normal de entradas y salidas en un equipo WT, estamos hablando de una auténtica desbandada. Hasta dieciseis corredores han salido del equipo kazajo. Entre ellos nombres ilustres como Fuglsang, Luis León Sánchez, los hermanos Izagirre, Vlasov, Fraile, Aranburu… un auténtico éxodo que puso muy en cuestión la continuidad del equipo.
Sin embargo Vinokourov se movió bien y rápido. Más o menos como cuando corría. Firmó el regreso de dos hijos pródigos como son Nibali y López, sacó a De la Cruz, Conti y Dombrowski del UAE e hizo una de las apuestas más arriesgadas del mercado al fichar a Moscon. Y es que si el italiano por fin logra dejar atrás su espíritu camorrista y se centra, podemos estar ante el gran movimiento de este invierno. Clase no le falta, como demostró en la épica Roubaix de 2021, ahora le toca poner orden en su cabeza.
Más dudas despierta lo que pueda conseguir el veterano Nibali y el díscolo López, que además, a priori, compartirán capitanía en Giro y Tour, en esta última, junto a Lutsenko. ¿Podio? Difícil, casi imposible. Y lo malo es que menos, sabrá a poco. Por si fuera poco, la inestabilidad política que ahora mismo vive Kazajistán hace aún más impredecible el futuro de un equipo muy ligado a su gobierno.
El líder:
Lutsenko: Sí, probablemente el capitán debería ser Nibali, pero seamos serios: el italiano ya no es el que era y pedirle que capitanee un equipo WT es mucho pedirle. Por eso debe ser el kazajo, en plena madurez deportiva, quien lidere a Astana en las principales citas del año, a saber, Ardenas y Tour de Francia. Él se ha autoimpuesto la meta de hacer podio en esta última. ¿Demasiado? Quién sabe…
Ahora o nunca:
Miguel Ángel López: Ríos de tinta se escribieron sobre su llegada a Movistar (“los idiotas de siempre”) y ríos de tinta se han escrito de su salida después de convertir su abandono en La Vuelta en todo un circo. Con veintiocho años (los cumple en febrero) se encuentra ante la oportunidad de su vida para reivindicarse como vueltómano y de sacarse de encima el cartel de conflictivo. Una situación parecida a la que se encuentra Moscon, el otro corredor del equipo que también está ante su “ahora o nunca”
La promesa:
Javier Romo: Completó su primera temporada en profesionales dejando buenas sensaciones, especialmente en la lucha contra el crono. Brilló en Turquía (undécimo en la general final) y en la Settimana Coppi & Bartali (quinto). Una de las grandes promesas del ciclismo español que en 2022 tiene que seguir creciendo como corredor.
PLANTILLA 2022:
