Sin apenas traslado, el segundo bloque de etapas empieza fuerte, con la segunda, y última, crono, que no llega a los treinta kilómetros, para un total apenas superior a los cuarenta en el total. El perfil es muy plano, con solo un par de zonas técnicas. Su mayor virtud puede ser la cultural, al unir dos localidades con gran poso histórico, Lucca y Pisa, acabando la jornada en las proximidades de su famosa torre inclinada.
La undécima etapa presenta un recorrido interesantísimo, de media montaña, atravesando uno de esos puertos que el Giro no usa mucho pero que casi siempre que aparece no desentona: Alpe San Pellegrino. El recorrido posterior también guarda trampas importantes, con dos ascensiones, la segunda muy cerca de la meta en Castelnovo ne’ Monti. Una jornada para estar muy atento, más propicia para desfallecimientos que para ataques de largo recorrido, por su ubicación en el global del recorrido, pero que dará espectáculo seguro.
Se abandona la zona más cercana al Tirreno y saltamos al valle del Po. Y eso significa llano. Esta duodécima jornada, aunque incluye tres ascensiones puntuables, apunta a llegada grupal en Viadana.
También tiene un trazado muy plano la siguiente etapa, aunque en su tramo final se ha optado por incluir varias cortas ascensiones, con un circuito final que incluye la cota de Arcugnano y la doble ascensión a Vicenza, siendo la segunda meta.
El sábado de la segunda semana se ha preparado una llegada a Eslovenia, con la intención poco camuflada de atraer a los grandes corredores de ese país. De todas formas, el cebo es escaso: los kilómetros en dicho país son escasos, cruzando la frontera en varias ocasiones. Toda la jornada en sí es muy plana, por el Véneto, con unas ascensiones finales puntuadas de muy escasa relevancia.
La semana termina con otro de esos secundarios de lujo de los que hemos hablado, el Monte Grappa, ascendiéndose por la vertiente que el año pasado sirvió de descenso, pero también muy dura. La etapa concluirá en Asiago, unos kilómetros después de la cima de la última ascensión del día, Dori. Una jornada para valientes, que quieran endurecer en el coloso y rematar en esta segunda ascensión. Además, vuelve el Muro de Ca’ del Poggio, metido un poco con calzador a principio de la etapa, uno de esos casos de empleo forzado no se sabe por qué motivo que siempre generan comentarios.
