Parece obvio la carrera del Giro para limitar la dureza de su carrera. Hasta límites casi insultantes para la que se ha preciado hasta hace poco de ser la carrera más dura de 3 semanas. Este año se ahonda en esa idea, haciendo una carrera con una sola etapa de alta montaña y otras dos que, si bien serían reinas en las otras grandes, aquí no llegan a ese nivel.
Empezando por el principio, la carrera saldrá de Bulgaria con 3 etapas bastante suaves, donde solo la segunda tiene algo de picante con 3 cotas, la última de ellas muy cerca de meta, y que impedirá el sprint que estará cantado en las otras dos etapas.

La llegada a Italia significará la aparición de las primeras dificultades serias. Dos etapas de media montaña pero sin una dureza excesiva y con un kilometraje muy corto recorren el sur de la bota. La primera con la subida a Cozzo Tuno (todo un primera, con 14 kms al 6,4%) A 40 kms de meta, y la segunda con el muy corto pero muy empinado Montaña Grande a 50 kms del final. Después, llegada llana a Napoles para preparar la gran etapa del Giro… por distancia. 246 kms (doscientos cuarenta y seis kilómetros, esto no se veía en una gran vuelta desde hace décadas) por un terreno quebrado, la subida sin puntuar a Rioniero Sannitico (10 kms al 5%) y la que sí lo hace a Rocarasso (9 kms al 5,5%) antes del durísimo final en Blockhaus con 8 kms centrales al 9% y (previsiblemente) 6 horas de etapa en las piernas. El día siguiente habrá una etapa quebrada para fugas con subida final en Fermo antes de final en Corno alle Scale. Una subida con solo 4 kms finales exigentes y que pondrá fin al primer bloque de la carrera.

El segundo comienza con una etapa clave: la única contrarreloj de la prueba con, eso sí 40 kms absolutamente planos. Y continúa con una etapa de media montaña con 3 subidas exigentes y bien encadenados. La etapa plana de la semana llega camino de Novi Ligure, antes de afrontar un par de cotas que evitarán el sprint en Verbania y la primera gran etapa de montaña en el Valle de Aosta. Saint Bathelemy, Lin Noir y Verrogne acompañarán el durísimo final en Pila (16 kms al 7%). La semana concluye con una etapa insulsa, corta y plana en Milán.

El último bloque comienza con un final extraño en una etapa de 118 kms (solo) y circuito muy flojo antes del final en Carí, un final similar a Pila. La etapa de Ándalo pasa a ocupar el número 1 de etapas con terreno desaprovechado, con muchas opciones de hacer algo interesante en una etapa que se decidirá también al sprint. Y la siguiente también, a pesar de la cota de Ca´ del Poggio cerca de meta.

Etapas insulsas que preceden al etapón de la carrera. Ojo, etapón de la carrera y de año en Grandes Vueltas. Y quizás de la década en ese ámbito. 188 kms con Duran (10 kms al9%) Coi (5 kms al9 %), Staulanza (9 km al 6%) y los míticos Giau (9,5 kms al 9,6%) y Falzarego antes de la subida final, con máximas del 5%. Un tappone dolomítico donde puede romperse todo muy lejos de meta y que sea un sálvese quien pueda.

Aún quedara la etapa de Piancavallo, con dos pasos por la cima si bien muy separados entre sí, antes de la etapa final en Roma.

Muchas etapas con dureza rebajada o inexistente, una sola etapa de alta (altísima) montaña y varias de media montaña de diferente pelaje, dejando muchas para el sprint parecen poco bagaje para un Giro de Italia que quizás quiera atraer a Vingegaard a su carrera, pero lo hará perdiendo parte de su esencia.
