MORCUERA por Begoña y Fuente del Cura

PAISAJE (6/10): La primera parte urbana le resta puntos aunque el paisaje desde la cima es fantástico.

TRÁFICO (8/10): Al final, la cercanía a la capital siempre lleva tráfico a la zona.

ASFALTO (6/10): La parte novedosa es la que peor está, con adoquín y hormigón. La carretera clásica es una alfombra.

Permitirnos una extravagancia con este clásico del ciclismo madrileño: vamos a presentar una subvertiente que nos ha encantado. Únicamente difiere de la tradicional en sus primeros kilómetros, donde hemos buscado transitar por las calles de Miraflores de la Sierra para darle un punto diferente. No es la versión directa usando el muro de Vicente Aleixandre, sino aquella que emplea el tramo adoquinado por el que se accede a las proximidades del Santuario de Begoña y luego busca por carreteras estrechas llegar a la zona recreativa de la Fuente del Cura para alcanzar la carretera principal por las rampas de los Siete Abanicos. El resto de puerto es harto conocido.

Es exigente sin ser extremo, es de los menos transitadas por el tráfico, tratándose de la Comunidad de Madrid. Su asfalto suele estar mejor conservado que el de Cotos y tiene una ubicación privilegiada que sirve de nexo de unión entre múltiples rutas. Su punto crítico se alcanza entre el kilómetro 5 y 6, donde la rampa máxima llega a los dos dígitos. La buena noticia es que la zona más asequible es justo a la salida de esta rampa por lo que podemos exprimirnos en ella y recuperar de cara a los tres kilómetros finales, bastante constantes y asequibles para alguien en la suficiente buena forma como para afrontar esta ruta. La rampa final, la que deja el aparcamiento a la izquierda y conduce hasta el cambio de valle, es el otro punto duro de la ascensión, especialmente si, como sucede de vez en cuando, entra un fuerte viento de cara del norte.