Una prueba de auténticos sherpas del pedal puso a prueba corazones y piernas de los más de 1.000 valientes cicloturistas de diversos rincones de la geografía mundial que tuvimos el regocijo y calvario físico de padecer en nuestras carnes cualquiera de las dos opciones planteadas por el comité organizador. Obrigados (agradecidos) por la rueda directiva de Miguel Ganchinho y el club deportivo Chronos, estuvimos en Seia para cabalgar en nuestros rocinantes metálicos y herrar «las estrellas» portuguesas en la cima de Torre a 1.993 metros de altitud.
Seia, punto de partida en pleno corazón de la Sierra de Estrella
Siguiendo la rueda de la edición inaugural, la ciudad portuguesa de Seia (distrito de Guarda), situada en la provincia de Beira Alta y subregión de la Serra da Estrella, reunió a una caravana cicloturista integrada por un millar de participantes procedentes de 23 países (Rusia, Brasil, Reino Unido…) con mayoría autóctona (728) y seguida de una nutrida representación hispana (172).
Un poco de turismo y reencuentro con viejas amistades en la previa
Con cielo encapotado y una temperatura muito (muy) agradable (17 ºC), llegamos directamente al parque municipal de la localidad para presentarnos al alma organizadora y chefe (jefe) de dirección del evento, Miguel Ganchinho. Tras la preceptiva recepción, nos dirigimos al centro de la población para saciar nuestras entrañas en uno de los restaurantes de la villa, donde ya tuvimos el primer roce de contacto con un grupo de miembros de la grupeta 9:30 Badajoz (José A., José G., Máximo, Silvia…). Un café y dulce para nutrir de glucosa al cuerpo y rumbo a la sede del secretariado para recoger nuestro kit de participante y disfrutar del halo de glamour presente en el ambiente.
Nada más llegar, tuvimos el reencuentro con dos viejas glorias del pedal: la granadina de nacimiento, aunque segedana de morada (residencia), María del Mar Solera, una sanitaria que compitió a alto nivel en el Caja Rural y sempiterna en todos los saraos y gran fondos cicloturistas como el que les presentamos en esta ocasión. Al cierre de estas líneas desconocemos qué le sucedió durante la prueba, al igual que el exprofesional de montaña Alejandro Díaz de la Peña, que vino unos días antes con un grupo de amigos para rodar por la zona y, de paso, ser de la partida de la Gran Fondo. Lo dejamos en suspense…
A reposar y afilar herraduras en un hotel con glamour victoriano
Por una coqueta y tranquila carretera nos dirigimos en un abrir y cerrar de ojos a nuestra morada hotelera, el coqueto hotel Urgeiriça, en la villa de Canas de Senhorim, municipio de Selas. Entramos por una rampa del 7-8% de adoquín al hotel, situado en un vergel natural en unos jardines con estilo británico y su piscina para darse un baño, ideal para unos días de relax. Nada más atravesar su puerta de acceso, la profusa decoración de tintes victorianos nos sumerge en un remanso de paz previa a la cita del día siguiente. Compartimos mesa y mantel con el chefe Miguel y la dupla formada por el sir británico y organizador de eventos en Miranda do Douro Gary Blesson (Delucci Team), que hizo la Gran Fondo en unas dignas 6 horas, 30 minutos, y Helder, encargado y trabajador de Vilafranca de Xira para la firma MMR, así como gerente de un templo culinario en Setúbal, que hizo las funciones de carro vassoura (coche escoba) en el evento.
Una Gran Fondo de referencia y de suma exigencia en Portugal
La Gran Fondo Sierra de Estrella es la única prueba cicloturista de alta montaña en Portugal. Patrocinada por los ayuntamientos de Seia, Manteigas y el organismo Turismo Centro de Portugal, cuenta con Carclasse, Lusíadas Saúde, Vitalis, Thule, Cube, Goldnutrition, Infraestructuras de Portugal, Turistrela y Estrela Geopark como colaboradores oficiales que se unen a los proveedores Doublet, EM3 Digital Decor y E-goi.
Un menú montañoso indigesto y de profusa belleza natural
Tras un correcto Café da Manhã (desayuno) en el hotel antes de salir al punto de llegada, aterrizamos en el parking junto al parque municipal de Seia. Últimos retoques al cavalho (caballo) metálico y a calentar músculos camino del punto de encuentro y punto de partida junto al parque das Magnólias. Falta poco más de media hora para la salida y las pulsaciones van «in crescendo». Charlamos con algunos conocidos y cuando nos encajonamos en la parte VIP intercambiamos impresiones y flashes fotográficos con dos leones cicloturistas, Bruno Silva y su dama, ganadora de numerosos gran fondos, Liliana Almeida, segunda el año pasado en la I edición de la Étape Portugal by Tour de France. Encararon la cita como preparación para el Mundial de Gran Fondo de Dinamarca.
Caminhada (caminata) para los acompañantes
Poco después de las 9 a.m., mientras todos los participantes nos dejábamos las bielas acumulando metros de desnivel positivo en nuestras monturas, tenía lugar la caminhada (caminata) para los acompañantes. Un agradable paseo de 8,5 kilómetros por los alrededores de Seia, gracias a Geopark.
Breve respiro urbano y a sumar metros y metros de desnivel positivo
A las 8:30 a.m., con cielo plomizo y 13 ºC, se daba el corte de cintas a cargo de Mario Silva enfrente de la Cámara municipal de Seia. Por delante, doble opción: la salvaje Gran Fondo de 174 kilómetros con 4.600 metros de desnivel y su hermana «menor», la opción Medio Fondo de 97 kilómetros, con el fin del punto cronometrado en las antenas de Torre, el punto más alto de Portugal continental a 1.993 metros sobre el nivel del mar. Es el punto más alto de la carretera Regional 339, que culmina en una meseta que alberga la única estación de esquí de Portugal.
Comienza la fiesta y… a crecer exponencialmente el desnivel positivo
Pelotón compacto y sin cronómetro por las rúas de la ciudad y, sin respiro, pasamos junto al parque municipal en descenso, avenida Terras de Sena, y tomamos una rotonda a nuestra izquierda donde comenzó la fiesta… y el desnivel. El entremés con las piernas aún heladas sumó los primeros metros positivos por la variante de Seia. En plena subida (kilómetro 5,6), se llegaba a la rotonda que separaba los dos recorridos propuestos por la organización. Los participantes del Medio Fondo giraban a la izquierda, superando un incómodo repecho de casi un kilómetro antes de iniciar el primer puerto del día, el Alto de Santo Estevão. Un ascenso más duro de lo que sus números generales indican, con sus últimos 11,9 kilómetros superando 830 metros de desnivel (pendiente media 6,96%).
El comienzo es duro… de narices. Rampas sostenidas y sin respiros al 8, 9, 10, 11%… hasta conceder un breve respiro saliendo de Aldeia de Serra, aunque nos embelesamos con vistas preciosas sobre Seia y el dios Eolo para nuestro regocijo dormido. En la opción más salvaje, la Gran Fondo, la tropa multicolor se dirigió en suave ascenso camino de San Romão – Portela de Arão – Monte de Fontão (kilómetro 25,6), por donde Nuno Morgado (3.º al final) enseñó montura a Povinho Merendeiro, secundado de cerca por los dos lobos de la Estrella, David Mayo y Gonçalo Freitas.
Niebla invernal entre la cima de Santo Estevão y Penhas Douradas
En la opción Medio Fondo, se coronaba bajo una niebla invernal el Alto de Santo Estevão (kilómetro 19), antes de pedalear en tenue ascenso hasta Penhas Douradas (Peñas Doradas, kilómetro 27,6, a 1.440 metros). Casi sin respiro, era el momento de soltar piernas en un revirado descenso camino del avituallamiento de Manteigas para ambas opciones en pleno repecho adoquinado, que aprovechamos para llenar de viandas y líquidos nuestras maltrechas armaduras físicas, sin olvidarnos de dejar legado fotográfico (saludos a José y José Manuel).
En el recorrido Gran Fondo, tras atravesar Vide (kilómetro 60), comenzaba el eterno y exigente ascenso de 20,6 kilómetros hasta las inmediaciones del Lago Comprida. En los primeros 4 kilómetros antes del descanso, ya se quedó claro en el asfalto la hegemonía de los dos compañeros de Love Titles, David Mayo y el león de Figueira de Foz, Gonçalo Freitas. Con un diálogo preciso y letal, señalando los potenciómetros a 5, 6 W/kg, en armonía con unas piernas de hierro, fueron abriendo hueco ante la resignación de los perseguidores, Nuno Morgado y Povinho Merendeiro (Love Titles). A mitad de subida, la diferencia de los lobos de vanguardia ante su más inmediato perseguidor, Morgado (Brinox Cycling Team), superaba los dos minutos. Al palco o al baúl de la resignación.
Un ogro llamado Adamastor
Un breve relax plano de dos kilómetros y comenzaba la subida de Adamastor-Lago Comprida. 9,05 kilómetros al 7,6%, pero con los dos finales al 10% y puntas del 13-14%. Según la mitología portuguesa, Adamastor era una especie de dios del viento que vivía cerca del Cabo de Buena Esperanza. Aunque en el día de la prueba el dios Eolo fue casi inapreciable, puso los puntos sobre las íes el leonés David Mayo, logrando el KOM Strava en el ascenso con unos —solo al alcance de los “pro”— 28’49”. Ojo. En el descenso camino de Sabugueiro, David sufrió un ataque inesperado, y no de un animal apretando las calas precisamente, sino una abeja que le picó en el ojo. Un contratiempo que no pasó a mayores antes de la subida final desde Manteigas. Se llegaba en prolongado descenso en ambos trazados a dicha localidad y un largo e incómodo adoquinado con repecho duro final para llegar al avituallamiento (kilómetro 49 en el Medio Fondo, kilómetro 122 en el Gran Fondo).
Torre, ogro y techo altimétrico de la Portugal continental
Tras reponer fuerzas y saludar a los extremeños José Manuel y Álvaro Lancharro (Bicicletas Sánchez Pimienta), comenzamos la batalla final. Por delante aguardaban 19 kilómetros de subida con 1.173 metros de desnivel hasta el punto asfaltado más alto de Portugal: la explanada donde se hallan las cúpulas doradas de Torre y su adyacente pequeña estación de esquí. El inicio de Torre nos sumerge en una profusa vegetación y rampas al 8-9-10% que afortunadamente irán decreciendo, aunque con desniveles casi constantes al 6-7-8%. Un puerto ideal para subir a ritmo, e incluso con plato de 53, como la bestia parda del que a la postre fue rey de Torre, David Mayo. La subida mantiene un perfil rectilíneo que psicológicamente madura la mente, además de las piernas, y que, como castigue el sol o el dios Eolo (afortunadamente nos libramos de tamaño castigo añadido a la dureza del día), puede ser de auténtica pesadilla en las entrañas físicas. Sin prisas, pero sin pausas, disfrutando del paisaje y algunas que otras palabras a quienes íbamos saludando a nuestro rodar, terminamos la primera parte del ascenso en una curva a la derecha donde la pendiente nos hizo bajar coronas (aunque no las deseadas, que conste en acta narrativa) y respirar antes de los últimos 8 kilómetros. Superamos alguna rampa algo más exigente y coronamos en un cruce a poco más de seis kilómetros de la cima, donde nos vino de perlas un pequeño stop y algo de comida.
Último fôlego (aliento) camino de la cima de Torre
Un kilómetro de bajada helada y a trepar los seis largos kilómetros finales, que se hacen muy duros, la verdad, y hubo que tirar de veteranía y 39 x 27. Atravesamos un pequeño túnel a poco más de dos kilómetros de coronar. Estamos a casi 1.800 metros de altitud y la niebla nos invade, a la vez que la emoción por tocar casi el objetivo final. Vamos ganando metros y nos plantamos en la recta final de 700 metros al 7-8%, «disfrutando» de los gritos de ánimo del público. Cruzamos la línea de chegada (llegada) y recibimos la merecida medalla de finisher. Vamos a recoger la mochila donde teníamos la chaqueta para poder descender abrigados a Seia.
En solitario y con récord de la prueba, el leonés David Mayo no quitó la paella de 53 en todo Torre, una apuesta física y mental que le vino de perlas de cara a su segundo lugar en la prestigiosa Maratona de los Dolomitas una semana después. Con un poderío escalador insultante, no dejaba piernas ni entrañas vivas a sus rivales, secundado por su amigo y chefe de filas, Gonçalo Freitas a 3’23”, otro lobo, podio ya en la Maratona de los Dolomitas, que nos invita desde estas líneas a conocer su local gastronómico Cocktail Bar en Figueira da Foz. Nuno Morgado fue 3.º, a 17’55”. Tremenda exhibición. María Barros fue la 1.ª fémina en 7 horas, 02 minutos, seguida de Uxia Uxia (Kiwi Atlántico).
En el Medio Fondo, el mejor fue Nuno Almeida (Penacova Reconco), seguido de Michel Machado y Hugo Nogueira.
Fotos para el recuerdo, declaraciones a los medios que requirieron nuestras impresiones en la prueba, y una conversación amena con la francesa Aurélie, una corredora máster 30 del equipo Korpo Activo Penacova y residente en Braga, que nos comentó «que nunca había hecho tanto desnivel en un día. Llevo dos años en bici y el primer puerto se me hizo durísimo. La subida final con el viento de cara en los kilómetros finales y la altitud me hicieron sufrir de lo lindo. Usé un 42 x 36 y quizá hubiese necesitado un 28».
Descenso helado a Seia y a disfrutar en el almoço (almuerzo) final
La bajada camino del punto de partida fue más dura de lo esperado. Una niebla densa, un par de repechos largos e incomodísimos y la pequeña subida al paso por Sabugueiro, donde nos saludó, ya relajado, el lobo Ricardo Gouveia (Clube BTT Conceição), disfrutando de unas cervejas (cervezas) con su grupetta. Entrando en Seia, compartimos impresiones con el británico Elliott Butler (8.º) y su amigo alemán Sven Zappe (5 horas, 54 minutos). Nos pusimos guapos y a cargar baterías con la comida, donde no faltó el bacalao dorado y pasta à vontade (a voluntad), regados de buen vino, cerveza y refrescos, conversando con los amigos Luiz Mota o el lobo de Fuente del Maestre y residente a caballo en Granada, Álvaro Martín de Saavedra, otro miura de la escalada, pero que alterna carretera con bici gravel y montaña.
Nos despedimos de los amigos del Jocc Zikuñako Ama, Unai, Aitor, Ekaitz, Jose y Juan Castelar, con los que compartimos parte del trazado, los extremeños Ángel Jaramillo y Antonio Motera, que subió con su Cube azul decentemente Torre, dando parabéns (felicidades) al organizador y técnico del club de formación de Aldeia de Paio Pires Seixal (Setúbal), Miguel Ganchinho, por el trato y atención dispensada y, aunque cansados, felices por haber conquistado otra cima mítica del ciclismo mundial, la subida a Torre, techo de Portugal a 1.993 metros, un lugar icónico en la Volta a Portugal profesional que nos hizo sufrir. Muito obrigado (gracias) a todo el staff y guardamos hueco para 2025 con sede en Manteigas.
Texto: Alejandro Villalobos
Fotos: Clube Chronos y A. Villalobos