PRIMERA SEMANA

La carrera empieza en Niza, con toques parecidos, pues incluyen puertos de paso como novedad en un inicio en la carrera francesa pero en cada caso con funciones muy diferentes. El primer día los corredores no abandonaran las proximidades de la ciudad de la Costa Azul, con un tres ascensiones a la localidad de Aspremont (aunque lo que se puntúa es la Cote de Rimiez), las dos primeras en un circuito de casi 40 kilómetros, mientras que en la tercera el circuito se alarga hasta los 68 con una segunda subida menor a Levens. No obstante se espera la llegada de un grupo bastante amplio a meta, pues el tramo final es bastante cómodo permitiendo que corredores que se descuelguen en los puertos puedan reincorporarse.

El segundo día la situación es diferente, se esperan los primeros movimientos de gente que este interesada en la clasificación general, pues se superaran dos puertos de primera categoría, nada menos que Colmiane (final este año en la Paris Niza con victoria de Quintana) y el mítico en el mundo de los rallys Turini, junto a los puertos de Eze y Quatre Chemins, habituales en la “Carrera del Sol”. Por cierto, con Niza el Tour vuelve a mostrar su lado más empresarial, pues en el mismo paquete había incluido la carrera femenina, que usa el primer circuito de la primera etapa y la marcha cicloturista, que copiaba casi completo el segundo día.

El tercer día se debería producir una jornada similar a la primera, un sprint más o menos masivo, pues el terreno intermedio es exigente, con tres puertos de tercera, pero con los últimos 80 kilómetros solo salpicados por una cota de cuarta.

La cuarta etapa llevará a los corredores a la primera llegada en alto, en Orcieres-Merlette, alli donde Ocaña escribio una de sus grandes paginas. En este caso no se espera una etapa tan loca y todo debería decidirse en la subida final, y casi nos atreveriamos a decir en los ultimos metros, pues los favoritos es habitual que se tanteen para ver las fuerzas de cada uno antes que buscar dar el golpe definitivo.

La llegada a Privas es la primera etapa que puede considerarse claramente al sprint, por la ausencia de dificultades previas (un par de cotas de cuarta categoría de escasa entidad), aunque los últimos kilómetros pican algo para arriba y podrían deparar alguna sorpresa.

Nueva llegada en alto en la sexta etapa, aunque un tanto atípica, pues la meta se sitúa unos 15 kilómetros después de coronar el principal puerto de la jornada, el Col de Lusette. Si algún favorito pierde rueda en su ascensión tendrá que esforzarse mucho en esos kilómetros para no perder gran parte de sus oportunidades en la carrera.

En Lavaur lo normal sería un nuevo sprint, aunque lo accidentado de los primeros kilómetros puede hacer que la escapada del día coja una diferencia que luego complique que sean atrapados.

Se llega a los pirineos, y debutan con una etapa quizás no muy exigente y con una combinación bastante vista en los últimos años: Bales y Peyresourde, finalizando tras el descenso de este en Loudenvielle. Al menos, junto con Mont Aigoual servirá para seleccionar el grupo de corredores que se jugara el Tour.

El ultimo día en Pirineos, antes de una jornada de descanso, vuelve a ser una jornada de montaña, quizás de nuevo con cierta falta de dureza de cara a la clasificación general, pues aunque debuta el durísimo Col de la Hourcere, tras el hay mucho tramo para recuperar antes de encarar el clásico Col de Marie Blaque, donde se decidirá la etapa pero es difícil que alguno de los favoritos que ya han destacado los días anteriores pierda mucho tiempo.