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TOUR DE FRANCIA 81. LA GRAN SALIDA EN NIZA

Por segunda vez en la historia, la ciudad de Niza tendrá la ocasión de acoger la salida del Tour de Francia, la Grand Depart. En 1981 al igual que en esta edición, los alrededores de la ciudad de la Costa Azul fueron protagonistas en tres jornadas.

Aquel doce de julio de 1906 la ciudad de Niza iba a albergar por primera vez en su historia la llegada del Tour de Francia, aquella locura ideada por L`Auto y Desgrange tres años antes y que iba dejando mella en el pueblo francés, el cual salía a las maltrechas carreteras, si se podían llamar así, para ver en vivo a sus héroes. Aquel día en Niza y después de 345 kilómetros desde Grenoble, René Pottier daba un golpe maestro para conseguir la victoria en la general de ese Tour. Desde entonces hasta en treinta y siete ocasiones la Grande Boucle ha visitado la ciudad de la Costa Azul, la última con triunfo en la crono por equipos para los australianos del Orica-Green Edge en 2013, sin embargo, tan solo en una ocasión ha sido salida inicial del Tour, la denominada Grand Depart, ocurrió a finales de junio de 1981.

Hasta cuatro jornadas tuvieron como protagonista a la ciudad de Niza en aquel Tour de Francia de 1981. En la nómina de favoritos un solo nombre, único e indiscutible, sus contrincantes en varios escalones por debajo. Y es que Bernard Hinault con el arco iris conseguido el año anterior en el duro circuito de Sallanches, además de respeto, y porque no decirlo miedo, sumía en el total derrotismo a sus rivales. En la edición de 1980 tuvo que abandonar por lesión cuando la carrera caminaba hacia Pau, ahí estuvo Zoetemelk para aprovecharlo, y en esta ocasión no se le podía escapar su tercer triunfo en Paris. El bretón declaraba a la prensa días antes que al único que veía como posible rival era al portugués Agostinho, ya veterano por entonces. Esa misma prensa francesa que intentaba por todos los medios vender una emoción y un aliciente a una carrera que salvo sorpresa mayúscula o accidente ya tenía vencedor, y se nombraba al joven Jean René Bernaudeu del Peugeot como posible peligro para el Caimán del Renault-Elf.

El podio final del Tour, con Bernard Hinault, Robert Alban, Lucien Van impe y Joop Zoetemell (Grupo EFE)

Todo comenzaba con un prólogo de algo menos de seis kilómetros partiendo del célebre Paseo de los Ingleses de la Belle Nice, epicentro aquellos días del universo ciclista. Un circuito diseñado para ver volar a los especialistas en estas lides, el belga Daniel Willems o el neerlandés Gerrie Knetemann, por ejemplo. Sin embargo, estos dos ciclistas solo pudieron ser tercero y segundo respectivamente. Bernard Hinault rodó a una velocidad endiablada para hacerse con un primer maillot amarillo, que según dijo con anterioridad no buscaba con gran interés. Ni media docena de kilómetros recorridos y estaba muy claro quién era el jefe.

En aquellos años eran frecuentes las jornadas a doble sector. El menú del segundo día en este caso fue un sector matinal de media montaña y uno vespertino en el que se encontraba la contrarreloj por equipos. La etapa en línea contaba con cuatro ascensiones puntuables, entre ellas La Roquette de 2ª categoría en un recorrido escarpado, clásico de los alrededores de la Costa Azul y con la lluvia como protagonista en algunos compases. El duelo esperado por la prensa gala, Bernaudeu-Hinault, se hacía visible en las rampas de una de las ascensiones después de formar parte de una primera escapada y junto al compañero del bretón, Charly Berard, oriundo de Niza, llegan a tener más de un minuto de ventaja. A pesar de todo y en vista de que la aventura no iba a tener demasiado beneficio, Guimard, director de Renault, manda parar a Hinault y su compañero, y son atrapados por el grupo cuando quedan apenas trece kilómetros para la línea de llegada. En esa línea de meta en Niza triunfa Freddy Maertens, lo que supone una sorpresa en aquel momento, ya que el que fuera Campeón del Mundo en 1976 llevaba mucho tiempo sin copar los primeros puestos en grandes escenarios. En aquel Tour el ciclista belga iba a ganar 4 etapas más y el maillot verde de la regularidad, siendo esa temporada en la que conseguiría su segundo título de Campeón del Mundo, un resurgir en toda regla.

Victoria de Freddy Maertens el tercer día del Tour de 1981 (Grupo EFE)

Por la tarde tocaba el turno a la cronometrada por equipos. Exhibición de los neerlandeses del Raleigh. Una crono prácticamente intachable del conjunto de Peter Post. Perfección en el rodar y en los relevos y colocando a Knetemann de amarillo, a sabiendas que será por poco tiempo, pero de amarillo, en definitiva. El Renault tampoco realizó una mala contrarreloj, quedando Bernard Hinault a poco más de medio minuto.

El periplo por las calles y carreteras de Niza tocaba a su fin en la tercera jornada de aquel Tour de Francia. Desde la ciudad de la Costa Azul los corredores ponían rumbo hacia Martigues, donde tras ser el superviviente de una escapada, Johan Van de Velde resultaba vencedor en un duro circuito final en subida.

En 2020 tendremos de igual forma hasta tres jornadas por Niza y alrededores, en esta ocasión sin un solo metro contra el cronometro. Veremos que nos deparan estos días de Grand Depart por la Costa Azul francesa.

Alberto Díaz Caballero