El Tour de Francia en su versión más escaladora

El Tour de Francia 2016 se puso ayer oficialmente en marcha con la presentación de un recorrido que no dejó indiferente a nadie y que beneficia, sin lugar a dudas, a los ciclistas con un buen golpe de pedal en la escalada. La ausencia de contrarrelojes de largo recorrido que los organizadores solían utilizar en los años 90 y 2000 y la reducción de kilometraje en las etapas decisivas de alta montaña confirman que la idea de ASO con respecto al ciclismo ha cambiado.

En 2016, el Tour de Francia saldrá de la Mancha; exactamente de uno de los lugares mundialmente más frecuentado por turistas: el Mont-Saint-Michel. Durante tres días, la caravana de la Grande Boucle recorrerá una región en la que se rendirá homenaje a los soldados que lucharon en la 2ª Guerra Mundial y en la que se verán las primeras escaramuzas de los “puncheurs” en la cota de La Glacerie, con un pequeño tramo al 14%.
Del noroeste francés, el pelotón irá en línea recta al centro del hexágono a través de etapas largas y llanas; aptas para que los sprinters tomen el protagonismo. La primera jornada complicada para los hombres de la general llegará en Le Lioran, en el Macizo Central. Los últimos 40 kilómetros de la quinta etapa encadenarán el Pas de Peyrol (5,4 kms. Al 8,1%), el Col du Perthus y el Col de Font de Cère antes de llegar a la estación de ski de la Auvernia.

Pirineos variados

 

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Con la llegada de los Pirineos el segundo fin de semana de carrera, el Tour de Francia entrará en una fase más importante. A diferencia de este año, la primera etapa del tríptico pirenaico promete ser menos decisiva. La llegada al Lac de Payolle, un escenario precioso para albergar una meta, vendrá precedida por la única ascensión al col d’Aspin, por su vertiente más exigente. Con los motores ya calientes, los ciclistas afrontarán la segunda jornada pirenaica con un corte muy clásico. El Tourmalet, la Horquette d’Ancizan el col d’Azet y el col de Peyresourde conforman un perfil de dientes de sierra en el que se puede esperar casi cualquier cosa. Un día después, en domingo, Andorra cerrará el tríptico pirenaico que cuenta con la recién estrenada Collada de Beixalis y La Comella como puntos para endurecer la ascensión final a Ordino-Arcalis. A pesar de que la cima andorrana es un clásico de la Vuelta a España, es tan solo la tercera vez que aparece en el Tour de Francia. El primer precedente nos remonta al año 1997, cuando Jan Ullrich destrozó a todo el pelotón en las rampas de El Serrat.

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Tras la primera jornada de descanso, el pelotón dejará Andorra por el Port de Envalira y tomará dirección noreste para llegar hasta la región del Vaucluse, en el corazón de la Provenza. La organización ha decidido poner un plato fuerte el día de la Fiesta Nacional de Francia. Dos años después de que Chris Froome hiciese temblar los cimientos del Tour de Francia, el Mont Ventoux regresará con los franceses dispuestos a brillar en el día grande de su país. La ascensión, que se realizará por la vertiente clásica de Bedoin, no oculta grandes secretos ni para los ciclistas, ni para los aficionados por lo que el espectáculo está servido… siempre que no sople el viento de cara.

Al día siguiente del “Monte Pelado” llegará una de las etapas que más polvareda ha generado. La contrarreloj de “solo” 37 kilómetros y dos subidas tendidas parece más diseñada para el lucimiento de los hermosos paisajes de la zona que para generar diferencias entre los rodadores y los escaladores. En cualquier caso, lo más previsible es que la carrera salga de la Caverne de Pont d’Arc con todo todavía por decidir, y es que… ¡todavía queda una semana terrorífica!

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Semana final decisiva

El domingo día 17 de julio el Tour de Francia entrará en territorio comanche con una sucesión de cotas y pequeños puertos de la región del Ain que tendrán como colofón el Grand Colombier, un puerto que ya se subió hace 4 ediciones y al que en esta ocasión se realizarán dos ascensiones, aunque la segunda finalizará a mitad de puerto, justo donde acaban los populares “lacets”.

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El final en alto de Finhaut Emosson, en Suiza, es la antítesis de la etapa de Culoz, una jornada en la que los primeros espadas lucharán en un exigente cara a cara. El encadenado Forclaz-Finhaut Emosson es una combinación de alto voltaje y obligará a los ciclistas a esforzarse durante más de una hora y superar un desnivel acumulado de 1.900 metros en apenas 30 kilómetros. La dureza de de estos dos puertos no deja lugar a dudas: La Forclaz, con 13 kilómetros al 7,9% en un hors categorie con mayúsculas y la inédita subida final ya vio hincar la rodilla a Chris Froome frente a un impetuoso Alberto Contador en el Criterium Dauphiné Liberé 2014.

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Sin ninguna duda, la llegada al coloso suizo marcará y definirá la clasificación general, pero todavía quedará mucha tela que cortar. La “pseudocronoescalada” de 17 kilómetros a Megéve del día posterior es, por inesperada, la gran sorpresa del recorrido presentado por ASO. Parece una versión reducida, en todos los sentidos, de aquella cronoescalada que programó el Tour de Francia en 1996 entre Bourg Saint Maurice y Val d’Isere y que vio renacer fugazmente al ruso Evgeni Berzin. Los dos primeros kilómetros de la subida, con una pendiente media superior al 10%, se presumen decisivos.

 

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Llegados a este punto, al Tour de Francia solo le quedará visitar las faldas del Mont Blanc con una etapa corta, de 146 kilómetros, y llegada en Le Bettex. Si bien está intercalada en medio del bloque alpino tiene ingredientes suficientes para deparar un buen espectáculo; y es que, la inclusión del inédito y exigente Montée de Bisanne (12,4 kilómetros al 8,2%) puede abrir de par en par el abanico de opciones para los líderes más aventureros y juguetones. Un Nibali o un Contador enrabietados y con la colaboración de su equipo podrían poner en aprietos a cualquier ciclista del pelotón. No obstante, lo presumible es que los “gallos” guarden la poca artillería que les queda para la gran última etapa de montaña.

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Un final clásico en Morzine, después de ascender el exigente Joux Plane, al que no se llegaba desde el desgraciado año de 2006 y que ha visto sufrir a Lance Armstrong, dejarse la clavícula en una curva del descenso a Perico Delgado o dar el último estoque a Marco Pantani. Con otra etapa de recorrido corto, apenas llega a los 150 kilómetros, el Joux Plane será el último juez de carrera de un Tour de Francia que busca colocar a un escalador en la primera plaza del podio.

2 Responses
  1. “A pesar de que la cima andorrana es un clásico de la Vuelta a España, es tan solo la segunda vez que aparece en el Tour de Francia” ¿no se subió también en 2009 con victoria de Feillu en una etapa que salía de Barcelona?

    1. Cierto, hay un error en el texto, se subió en 2009 saliendo desde Barcelona y gano Brice Felliu

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