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Análisis DLC: Dumoulin le da la vuelta al Giro

Después de la exhibición de Nairo Quintana en el Blockhaus con liderato incluido para el corredor colombiano, llegaba la segunda jornada de descanso de esta edición del Giro de Italia, y tras el merecido descanso del guerrero, entraba en escena otra de las citas clave de la carrera, la contrarreloj de casi 40 kilómetros entre Foligno y Montefalco. Una etapa contra el crono con un perfil ondulado y con los kilómetros finales en ligero ascenso iba a dar otra vuelta de tuerca a la clasificación general. Según lo previsto, el holandés del conjunto Sunweb, Tom Dumoulin iba a dar un recital en la que es su especialidad, con un elegante y potente pedaleo al mas puro estilo Miguel Indurain. Su buena actuación en el Blockhaus el anterior domingo, donde llego a poco más de veinte segundos de Quintana, supuso su esperado salto a la maglia rosa de líder. No obstante Nairo, líder hasta esa jornada, firmó una mas que aceptable contrarreloj invirtiendo 2 minutos y 53 segundos más que Dumoulin en el día que a priori más tiempo debe perder el corredor de MoviStar y con varias jornadas de montaña por delante para intentar desbancar al holandés. Respecto a los demás aspirantes al triunfo en Milán, cabe destacar el sexto puesto del vencedor de la anterior edición del Giro, Vincenzo Nibali que se dejaba en meta poco más de dos minutos respecto al mejor tiempo. Kruijswijk y Pinot por su parte tuvieron una desventaja de mas de dos minutos y medio, por lo que sumado al tiempo perdido en el Blockhaus deberán optar por una táctica mas que agresiva para entrometerse en la lucha de Quintana y Dumoulin. Geraint Thomas, damnificado en la jornada del domingo por la caída provocada por la moto de un policía, fue segundo detrás de Tom Dumoulin en la clasificación de la etapa.

No habían pasado ni 24 horas desde que Dumoulin se había vestido de rosa cuando comenzaron los primeros ataques para hacer tambalear su posición de líder. A las afueras de Florencia, se encuentra la localidad de Ponte a Ema, lugar que vio nacer a Gino Bartali, uno de los mas grandes ciclistas de todos los tiempos, una autentica leyenda, dentro y fuera de la carretera. De esa misma localidad partía la undécima etapa del Giro de Italia con dirección a Bagno di Romagna. Entre medias un perfil complicado, con cuatro puertos de montaña, de poca entidad pero montaña al fin y al cabo. Una fuga con integrantes de bastante nivel abría camino hacia la meta. El conjunto MoviStar metía en la misma a tres de sus hombres, entre ellos el costarricense Andrey Amador, la segunda baza del cuadro navarro para la clasificación general. Así entre los Rui Costa, Visconti, Hermans, Rolland o Cataldo entre otros, la brecha de tiempo se iba abriendo respecto a un pelotón donde el equipo del líder, el Sunweb tuvo que emplearse a fondo, con ayuda de terceros como la FDJ para acortar diferencias, y actuando con rapidez en un ataque del propio Pinot en el ultimo paso montañoso de la jornada que no tuvo mayor trascendencia. De esa ilustre fuga cogieron ventaja dos corredores, Mikel Landa, en condición de caza etapas después de su caída el día del Blockhaus, y el vizcaíno del Dimension Data Omar fraile. A pesar de su empeño fueron capturados por sus perseguidores, y Fraile además puntuó en los dos últimos puertos en su lucha por la clasificación de la montaña. Pero ahí no iba a acabar la esplendida jornada del corredor de Santurzi, en los metros finales, ya en la línea de meta, se imponía magistralmente a especialistas en llegadas de grupos reducidos como el portugués Rui Costa que hacia segundo. Fue el día de gloria para Omar Fraile en el Giro de Italia, el primero de un futuro más que prometedor para el ciclista vasco de Dimension Data que demostró su talento y su ambición durante toda la jornada. La general sin apenas cambios después de esta interesante etapa, salvo el ascenso en posiciones de Andrey Amador, pasando de la novena a la sexta plaza.

A continuación vendrían dos jornadas de supuesta tranquilidad para los ciclistas inmersos en la lucha por la general, de esas que nos gusta llamar de transición cuando estamos sentados en un cómodo sillón pero que los ciclistas sufrirán en sus piernas. La primera de ellas con llegada en Reggio Emilia no fue precisamente un paseo, a los 234 kilómetros de recorrido, no en vano fue la mas larga de esta edición, hubo que añadirle dos ascensiones de segunda y tercera categoría respectivamente en la primera mitad de la etapa. Un trío de valientes formado por Maestri (Bardiani), Firsanov (Gazprom), Marcato (UAE) tuvo el protagonismo a lo largo de una jornada en la que los equipos con hombres rápidos quisieron tener el control en vista de las posibilidades que les daba el final de la misma, con un terreno propicio para una mas que presumible volata final. Maestri fue el último superviviente de la fuga del día y aguantó como un titán hasta que a falta de unos seis Km. fue finalmente absorbido por un pelotón lanzado. Tan solo el ataque suicida del albanés Zhupa a dos de meta pareció alterar algo la disciplina férrea del gran grupo comandado por el Quick Step que un día mas, y con ese fueron tres, se iba a llevar la gloria con el triunfo del colombiano Fernando Gaviria, en otra demostración de su compañero Max Richeze en los metros finales con el gran remate del propio Gaviria. Idéntico guión se iba a vivir al día siguiente cuando la caravana de la Corsa Rosa llegaba Tortona, en esta ocasión con un perfil totalmente plano y con poco más de 160 kilómetros de distancia. Fernando Gaviria se hacia con su cuarta victoria en el presente Giro de Italia, demostrando que es sin duda el velocista del momento por encima incluso de un mito como es el alemán Andre Greipel que también es parte de la concurrencia de la carrera italiana. La etapa según lo previsto no tuvo demasiada historia, un trío formado por Mohoric (UAE), Albanese (Bardiani) y Brutt (Gazprom) encabezó la prueba hasta que a falta de veinte kilómetros fueron neutralizados por el pelotón donde los equipos de los sprinters ya tomaban posiciones. La general hasta entonces sin cambios de ningún tipo.

Hablar de Oropa es hacerlo de Indurain, de Ugrumov, de Pantani o de Jalabert. Muchos recuerdos en una cima donde el Pirata es sin duda el más recordado por su exhibición después de un inoportuno pinchazo en el Giro de Italia de 1999,  hay que reseñar que el record de las ascensión todavía es suyo. En esta ocasión la etapa acercaba a los corredores a los pies del Santuario de Oropa después de un perfil completamente llano y sin dificultad alguna con salida en la localidad de Castellania, lugar de nacimiento del inolvidable Campionissimo Fausto Coppi. La tensión se mascaba en el seno del pelotón a sabiendas de que esta subida, sin ser excesivamente dura, podía hacer mucho daño y marcar algunas diferencias. El equipo MoviStar tomaba las riendas en el inicio de las ascensión con el murciano José Joaquín Rojas a la cabeza y todo hacia presagiar que Nairo Quintana se encontraba en condiciones de atacar e intentar acortar tiempo respecto al líder de la carrera, el holandés de Sunweb Tom Dumoulin que aunque no copaba las posiciones delanteras parecía aguantar con solvencia el ritmo impuesto por los hombres de Eusebio Unzue. El esperado ataque de Nairo había llegado a cuatro kilómetros para la cima y el boyacense se marchaba en solitario, todo parecía destinado a un nuevo triunfo para el y solo quedaba por ver en cuanto tiempo aventajaba en meta a la maglia rosa. Pero en el ciclismo igual que en la vida misma no todo es lo que parece. Tom Dumoulin con su incesante ritmo de rodador en plena ascensión recortaba tiempo progresivamente, sin apenas inmutarse, a un Quintana que iba perdiendo fuelle poco a poco. El líder rebasa a Pinot, Nibali y compañía que poco pueden hacer ante el poderío que demuestra y tan solo el ruso zakarin y el alavés de Sky Mikel Landa pueden seguir su asfixiante pedaleo hacia la cumbre de Oropa. Nairo también fue alcanzado por el trío donde el jefe Dumoulin mandaba y a pesar de su esfuerzo el corredor de MoviStar no pudo resistir el golpe final del holandés que además sprintaba por la victoria que claro está iba a conseguir. Sin lugar a dudas en Oropa el líder Tom Dumoulin dejó claro quien manda en este Giro de Italia y quien quiera arrebatarle la maglia rosa va a tener que sudar mucho y esperar que pueda tener un mal día. El duelo por la tercera plaza no puede estar más apretado entre Thibaut Pinot y Vicenzo Nibali con apenas quince segundos de diferencia entre ellos.

Después del apoteósico final en el Santuario de Oropa con un reforzado Tom Dumoulin en su camino hacia la victoria final en Milán, la carrera italiana cerraba su segunda semana con la llegada a la espectacular parte alta de la ciudad de Bergamo, con un bonito final por algunas de las carreteras y ascensiones por donde transita en octubre el Giro de Lombardia. Además de la portentosa y merecida victoria del joven luxemburgués Bob Jungels, la jornada dominical nos dejó a Nairo Quintana, segundo en la clasificación general, como protagonista tras sufrir una caída en el descenso de uno de los puertos y que afortunadamente no pasó a mayores, y también por su segunda posición en la línea de meta detrás de Jungels tras sprintar en los metros finales y arañar unos segundos de bonificación con respecto a la maglia rosa Tom Dumoulin que salvo esa perdida no tuvo dificultades a lo largo de la jornada. La nota negativa del día la ponía la caída del estonio del conjunto Astana Tanel Kangert tras subirse a una isleta de la carretera y empotrarse contra una señal de tráfico.

La carrera afronta a partir de mañana martes la última y decisiva semana y lo hará con un plato fuerte, una de las etapas mas esperadas por todos con el Mortirolo y el Stelvio en el menú del día, y que servirá para probar las fuerzas del hasta ahora sólido líder de la carrera Tom Dumoulin.

ALBERTO DIAZ CABALLERO

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