ANÁLISIS PCM: LA BATALLA DE LAS ARDENAS

Tres cuartas partes de siglo después, las Ardenas siguen siendo el escenario en el que se llevan a cabo grandes batallas. Por suerte para todos, esta vez el centro de atención es el ciclismo y no las crueles sangrías de la II Guerra Mundial.

Con la Amstel Gold Race, Flecha Valona y Lieja-Bastogne-Lieja, se pone colofón a una primavera clasicómana, que nunca deja indiferente al aficionado de verdad.

Por mucho que nos esforcemos, es difícil encontrar dos opiniones iguales respecto al desarrollo de las grandes carreras de un día y aquí recae la grandeza de las clásicas del norte.

Centrándonos en el tríptico de las Ardenas, nos vamos a fijar en un tipo de ciclista de diferente perfil al que brilla sobre los cantos rodados del pavé, con alguna excepción como son Sagan o Valgren.

Voy a permitirme el lujo de añadir como aperitivo, la exhibición que nos ofreció Tim Wellens en la Flecha Brabançona, dejando al sprinter del Bahrain Sonny Colbrelli con las ganas de renovar título. Otro potro salvaje del Lotto-Soudal, Tiesj Benoot completaría un podio de auténtico lujo.

Con la Amstel Gold Race, disfrutamos de un duelo tan esperado, como descafeinado fue en su resultado final y no es otro que el enfrentamiento entre Peter Sagan que venía de arrasar en Roubaix y Alejandro Valverde, que había hecho lo propio en casi todas las carreras en la que había tomado parte. Cuando  todo el mundo esperaba un face to face entre estas dos grandes figuras, el Astana aprovechó al igual que lo hiciera en la Omloop Het Nieuwsblad, su superioridad numérica y el ganador fue el mismo que en aquella ocasión, el versátil Michael Valgren.

En la previa a la que se conoce como la Decana de las clásicas, la Lieja-Bastogne-Lieja, nos encontramos con una Flecha Valona, que gracias en gran medida al ímpetu de don Vincenzo Nibali, estuvo más disputada y entretenida que en las últimas ediciones. Julien Allaphilippe, dio un paso adelante en su carrera, al imponerse en el muro de Huy a su némesis Alejandro Valverde y a un impresionante Jelle Vanendert

La Doyenne, auguraba una gran batalla final. Y como en todas las grandes citas de un día de lo que llevamos de temporada, la manada de lobos de Patrick Lefevere, marcó la pauta.

La Lieja-Bastogne-Lieja, todos sabemos que es la clásica que mejor y más se amolda a los grandes fondistas del pelotón. De hecho es común denominador cuando se les pregunta a los vueltómanos de primera fila, sobre cual es la prueba de un día que siendo realistas, se ven capaces de ganar. Vinokourov, Andy y Frank Schleck, Valverde, Hamilton, Di Luca, Berzin, Nibali, Basso, Bardet, Garzelli, que son gente que ha pisado los podios de las tres grandes vueltas por etapas, se han subido al cajón en la última decáda de la Lieja.

En esta ocasión, Philippe Gilbert el capitano en ruta de Quick Step, movía la carrera de lejos,  al igual que lo hiciera un impetuoso Michal Kwiatkowski, que casi llega a meta de noche al repecho de Ans.

Bob Jungels, esa locomotora con gran proyección para las tres semanas, se marcó un recital que en poco o nada tiene que envidiar al de Peter Sagan en la París-Roubaix. El campeón luxemburgués, voló sobre la côte de la Roche-aux-Faucons y mantuvo un pulso a muerte de Jelle Vanendert a su paso por la côte de Saint-Nicolas.

Con Jungels en cabeza y Vanendert aguantando el tipo, el canadiense Michael Woods y Romain Bardet desgastaban poco a poco la diferencia que les llevaba el del Lotto-Soudal.

En un kilómetro final agónico que lleva hasta la meta de Ans, Vanendert se hundió y no solo fue superado por el dueto formado por Woods & Bardet, si no que también le dieron matarile, el grupo de Valverde, Allphilipe, Pozzovivo y compañía. El belga jugó al todo o nada, como acostumbran a hacerlo ese grupo de salvajes que son Benoot, Wellens, Debussechere, De Gendt, Mrczynski, Greipel o el propio Vanendert y en esta ocasión todo palmar. La verdad es que cuando gana el Lotto Soudal, gana el ciclismo.

Pero volvamos al desenlace de la prueba. Mientras Jungels lograba la enésima victoria de Quick Step en la presente temporada, Woods se imponía por la segunda plaza a un Bardet, que no pudo relajarse hasta cruzar la línea de llegada, ya que Allaphilippe venía por detrás dispuesto a todo, en tal de sumarse al podio.

Al igual que en la Flecha Valona, la Lieja-Bastogne-Lieja de 2018, presentó batalla de lejos y no nos mostró una carrera sosa como la de anteriores ediciones, en las que un pelotón incomprensiblemente poco activo, acudía al repecho final de la carrera, al igual que el ganado lo hace al matadero. Dejando de ese modo la carrera en bandeja a un killer como Valverde.

Personalmente, agradezco la visión de carrera de gente como Vincenzo Nibali o Petrik Lefevere, que además de decir que quieren ganar, ponen lo medios para ello, sin escatimar en esfuerzos.

Imanol Gonzalez Gete

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