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Ciclismo, tierra de Quijotes

Vivimos en un país donde se suele valorar más el talento que el esfuerzo diario. El ciclismo es y ha sido un buen ejemplo de ello. Bahamontes, Santana, Fernández Ochoa, Ballesteros… son nombres que nos evocan un pasado de nuestro deporte donde destacar internacionalmente dependía de la genialidad de un pionero salido de la nada.

Quizás las reminiscencias de estos “mitos” provocan que el aficionado patrio valore más al competidor que gana por “bemoles” o por la conjunción de los astros que aquellos constantes que sin hacer tanto ruido, como hormiguitas, llegan muchas veces más lejos que los anteriores.

Esta paradoja es bien conocida en ciclismo. Basta comparar el palmarés de Perico e Indurain con el “poso” que han dejado en el aficionado, o los ríos de tinta que siguen corriendo para hablar sobre Ocaña, el “Tarangu” o nuestro genio y figura por excelencia, el mítico Bahamontes.

El ejemplo más cercano en el tiempo lo tenemos en el Chava, ese “Curro Romero” del ciclismo que sólo brilló dentro de nuestras fronteras pero que es más recordado que sus coetáneos – Escartín, Olano, Heras… – y probablemente lo será más incluso que el propio Contador.

Por otro lado tenemos el caso de Freire, al que también podemos meter en el saco de los genios de nuestro pelotón, pero que fue “rara avis” hasta en este aspecto, no alcanzando la fama merecida de acuerdo a su “Quijotismo” dada la inmerecida falta de popularidad de la que gozas las carreras de un día dentro de nuestras fronteras.

Como conclusión cabe preguntarse si necesitamos un nuevo “Quijote” para que nuestro ciclismo se levante, si es así que venga pronto, lo necesitamos más que nunca.

VÍCTOR MARTÍNEZ GP Canal de Castilla

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