COL DU TOURMALET POR LUZ-SAINT-SAUVEUR

PAISAJE (9/10): La majestuosidad de la carretera al pie del Pic du Midi de Bigorre no tiene parangón.

TRAFICO (7/10): Pese a ser una carretera de montaña, su fama hace que tenga bastante tráfico.

ASFALTO (8/10): Bien mantenido pese a las inclemencias del invierno pirenaico.

Salva Hernández. desdemispedales.com

Desde que el periodista deportivo Alphonse Steinès envió a Henri Desgrange el mítico telegrama «Atravesado Tourmalet. Muy buena ruta. Perfectamente practicable» pese a haberse jugado la vida en su visita en pleno invierno (tuvo que ser rescatado al borde de la congelación), el mundo ciclista se ha fijado en la carretera que une Luz-Saint-Sauveur y Sainte-Marie-de-Campan.

La altimetría la comenzamos en Luz-Saint-Sauveur pero para cuando se llega a esta bella localidad turística, asentada junto a la Gave de Pau, ya llevaremos una sobrecarga en nuestras piernas pues habremos debido superar más de diez kilómetros en continua ascensión, algunos de ellos cercanos al 5%. En la misma plaza de la población damos inicio al reto con un primer kilómetro llevadero que nos sirve para ponernos a tono del esfuerzo mantenido que nos va mantener ocupados cerca de las dos horas. Con suerte. Al dejar atrás la población de Esterre la cosa se pone ya seria y la pendiente media no va a descender nunca del 7% hasta la cima. El trazado es bastante rectilíneo hasta un par de curvas de herradura próximas al núcleo invernal de Barèges. A la salida del pueblo vamos a tener que enfrentarnos a la rampa más exigente, cercana al 13%. Cuando dejamos a la izquierda el aparcamiento de Superbaréges, poco después del desvío de la Route Fignon, la carretera se vuelve más sinuosa, cambiando de margen de remonte del arroyo de Le Bastan que nos ha acompañado toda la subida. Un tramo coronado por cinco impresionantes herraduras nos llevará a la cabecera de este arroyo y al bar del mismo nombre, desde donde ya se vislumbra la cima aunque aun queden más de cuatro kilómetros.

En la última horquilla a derechas hay un pequeño aparcamiento para los valientes senderistas que quieran ascender al Lac d’Oncet pero los ciclistas preferirán afrontar las ultimas rampas que rondan el 9% antes de coronar el coloso para hacerse la foto protocolaria bajo el Monumento al Tour de France de Jean Bernard Métais.