Un paso natural entre Cantabria y la meseta que lleva olvidado desde su construcción, muy antigua. Dicen que data de época romana, siendo atravesado por las legiones para avanzar su conquista hacia el sur. Coronado a 1609 metros sobre el nivel del mar, se trata de una ascensión de 25 kilómetros con una pendiente media del 5%, pero sin un solo descanso.
Se estrenará por fin en la edición 2014 de la Vuelta. Será en la decimocuarta etapa, que partirá desde la región cántabra con destino La Camperona, una cuesta cruel y corta muy próxima a León. Puede que anterior a esta subida se una algún puerto de segunda categoría, pero la gran entidad de esta etapa vendrá dada por estos dos últimos puertos, que serán los que marquen.
Desde Potes comienza a subir la carretera, con leves porcentajes de inicio, pero progresivamente elevándose hasta ganar altura entre preciosos paisajes. La vista atrás se convierte en una obligación. No volverla, un sacrilegio. El perfil (ver altimetría) no ofrece lugar a dudas: hará mucho daño. El trazado de la carretera se retuerce a tramos, dándole un aroma a gran puerto, pese a que le falta un punto de pendiente para poder serlo.
En todo caso, es una mole increíble, un paso incómodo y que permite mucho desgaste. Que se vaya a pasar en carrera, aunque lejos de meta, ya es un avance.
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