El nuevo Tour de Francia

Es difícil hacer una valoración del recorrido presentado hoy en Paris. El Tour de Francia 2020 es sin duda innovador. Presenta nuevos puertos, presenta nuevas zonas… y no presenta contrarreloj individual llana. Eso si, algunas señas de identidad se mantienen… pero pocas.

El tour comienza en Niza con dos etapas consecutivas con inicio y fin en la ciudad. Primera novedad. La primera de ellas presenta un perfil quebrado, mientras que la segunda es directamente de montaña. O casi cabría decir alta montaña. Dos puertos muy largos (15 kms) y duros, como Colmiane y Turini dan paso a un final de etapa con Eze y Quatre chemins, dos terceros, que servirán para dilucidar la fuga si es que alguien de la general no ha perdido tiempo antes. Y esto en la segunda jornada. Nunca visto.

Tras una etapa llana en Sisteron, llega el primer final en alto en Orcieres-Merlette, de resonancias míticas pero de escasa dureza. La primera semana no dejará de exigir a los ciclistas, pues alternará otra etapa llana con el final en alto en Mont Aigual… que es en realidad la concatenación de 3 subidas seguidas, siendo la central la más dura.

Tras otra etapa llana llegan los Pirineos… y sin final en alto. Etapa muy dura con Mente, Bales y Peyresourde, que podríamos calificar como clásica, frente a la segunda, con final en Laruns y el descubrimiento de Issarbe (10 kms finales al 9%) y el remate con Marie Blanque y sus 4 kms finales al 11%.

El primer descanso llegará con la carrera bastante decidida, pero caben vuelcos. Empezando por la primera etapa tras el mismo, pegada a la Costa. Luego de otra etapa llega la media montaña, de nuevo con innovación con llegada en Puy Mary, con los muros finales de Neronne y Peyrol, con rampas muy duras.

Media montaña camino de Lyon, con un final plagado de trampas, antes de la gran jornada de montaña de la segunda semana, con dos pasos por Grand Colombier, cada uno por una vertiente a cual más dura y en medio el duro Col de la Biche. Nuevo estreno de puertos y de finales para acabar la segunda semana.

La tercera comienza con final en Villard de Lans, en una etapa con los puertos de Porte, Revel y sobre todo Saint Nizier (16 kms al 6,4%) antes del repecho final. Acto seguido la etapa quizás más determinante, con el estreno de una nueva vertiente de Madeleine, un clásico renovado y el estreno de Col de la Loze. 21 kms al 7,3% con 7 kms finales al 9% y una altitud de 2300 metros. Un nuevo coloso en los Alpes que, además, cuenta con otra vertiente.

Se terminan los Alpes con una etapa más clásica, con los puertos de Roselend, Saisies, Aravis y sobre todo Glieres, con sus 6 kms al 11% y su tramo de tierra en la cima. Desde allí un rápido descenso y otro puertecito antes de la meta.

Y tras una etapa llana llegará la única crono individual de la carrera. Además con final en alto. En la Planche de Belles Filles. Un puerto de primera.

Al día siguiente la carrera se cierra en Paris, con el clásico paseo por los Elíseos

En definitiva, una carrera con muchísima montaña, puertos desde la segunda a la penúltima etapa, muchísimos estrenos y finales en puertarraco, en muritos, en llegadas más clásicas e incluso en bajada… pero sin contrarreloj plana. No por equipos. Una invitación a que Allaphillipe vuelva a intentarlo.