El silencioso adiós de David Millar

El corredor escocés colgó la bicicleta a los 37 años de edad. No por esperado dejó de ser un final extraño, ya que un caso como el suyo ha pasado por ser cualquier cosa menos invisible. En lo ciclista y en lo personal, ha sido parte de una de las épocas más complejas y difíciles que ha atravesado el ciclismo. Pocos corredores han sabido confesar sus errores y continuar para volver a ganar, para darse una lección y para limpiar su nombre, recuperar en parte el honor y lustre que dejó por el camino desde sus días de gran estrella. 

David Millar venció el prólogo del Tour de Francia del año 2000 ante Lance Armstrong. Un hecho más premonitorio que meritorio, que lo fue. Ambos han sido personajes que han compartido época de lores, aunque a niveles claramente distintos. Mientras el americano batía récord de victorias en el Tour, el escocés se convertía en el gran dominador de las cronos en el contexto internacional. Hasta que en junio de 2014 el ciclista de Cofidis fue detenido en Biarritz por supuesto dopaje. Cenaba con Dave Brailsford, actualmente en Sky y que aquellos momentos trabajaba para la Federación Británica de ciclismo, con muy buenos resultados en la pista.

Descalificado como campeón del mundo contrarreloj, su mejor título hasta entonces, Millar fue sancionado con dos años sin competir. Su confesión redujo el tiempo en el ostracismo y volvió a competir. Saunier Duval le dio la opotunidad de volver de la mano de Mauro Gianetti. El milagro sucedió en la Vuelta a España de aquella temporada 2006: ¡Millar volvía a ganar una contrarreloj!

Desde entonces la sospecha desapareció y su nombre fue limpiado. Fue una victoria muy importante, más aún en un contexto durísimo en cuanto a dopaje se refiere, siendo el año en el que tuvo lugar la Operación Puerto. Ocho años después se retira habiendo logrado otras nueve, varias de ellas en las tres grandes vueltas por etapas. Pero esta vez con la conciencia tranquila y la lección de haber superado la trampa y haber demostrado que detrás de él había ciclista y no alquimia. También que ese ciclista no era capaz de superar las grandes montañas y convertirse en un campeón de grandes vueltas, metamorfosis que intentó en los años 2002 y 2003. Un reto legítimo, pero que el tiempo se encargó de alejar.

El país que le dio la oportunidad de volver a la victoria, España, le daba la despedida en Ponferrada, durante la prueba en ruta del Campeonato del Mundo. El ex ciclista de Garmin anunció un adiós que había postpuesto el año anterior. Finalmente se retira con un récord curioso y es el de ser el único británico capaz de haber llevado todos los maillots de líder del Tour de Francia (amarillo, verde, a puntos y blanco).

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