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Ezequiel Mosquera: "El ciclismo es como la sociedad"

La conquista de la Bola del Mundo 2010 tuvo un caro precio para Ezequiel Mosquera. Aquella gran gesta, perseguida durante mucho tiempo y que debía haber sido el best seller del bravo escalador gallego, se convirtió para él en el comienzo de la peor de las pesadillas, de un interminable, extraño e incomprensible “vía crucis” del que ha salido muy mal parado.

Pero no podemos olvidar que la memoria vive de recuerdos, y estos nos cuentan que ese día fue el corredor del Xacobeo quien hizo vibrar al público con sus ataques y posterior victoria. Aquellos gritos y ánimos de los aficionados subían por la dura pendiente, hasta llegar arriba como un murmullo cada vez más perceptible, dándonos a entender a los allí presentes lo que estaba sucediendo en las primeras rampas de la nueva y exitosa Bola. Él fue el principal protagonista de El Murmullo de la Montaña y ese bonito recuerdo no se lo puede quitar nadie; otras cosas sí, pero esto, por fortuna, no.

Lo primero de todo Ezequiel, ¿cómo te encuentras a día de hoy?

Ezequiel Mosquera: Vamos yendo, vamos viendo. Tengo días en los que, cuando no leo, ni me cuentan, ni me dicen algo relativo a todo este culebrón, trato de llevar una vida de civil normal;
pero bueno, por las mañanas cuando me levanto y hasta que me tomo un café tranquilamente aún tengo 20 minutos de rabia contenida todos los días.

Antes eras un tío siempre optimista, ¿te ha cambiado mucho el carácter?

EM: Cambio de carácter se supone que es cuando te cambia la actitud en la vida para siempre, espero que eso no sea así. Si la pregunta es si estoy de peor humor desde octubre de 2010, por supuesto, trato de no ser desagradable pero no tengo la paciencia que tenía hasta entonces.

¿Has empezado a plantearte qué hacer en el futuro?

EM: Tuve muchas cosas en la cabeza durante estos meses. He estado a un nada de meterme en el mundo del vino, es algo que me flipa y aquí, entre Lugo y Orense, hay una Denominación de Origen que si la conocieseis os cambiaría el concepto de la viticultura. Se llama la Ribeira Sacra y cultivan en bancales de hasta el 80% de inclinación en las laderas del Miño y del Sil, todo a mano (si no la conocéis os recomiendo visitarla). La economía no está para grandes inversiones y, siguiendo consejos, fui dejando el tema del vino para mejores tiempos. De rebote me surgió una oportunidad de hacer algo bien hecho en las dos ruedas que si me motiva, algo que por ahora lo estoy madurando pero que ya te contaré según vaya tomando forma.

Por fortuna creo que hay una pequeña niña por ahí que te alegra los días, ¿no?

EM: Sí, Ánxela. Es un torbellino, empieza a gatear y ser independiente, descubre la casa rincón por rincón, abre cajones, puertas y tira con todo al suelo. Esta semana ha aprendido a abrazar a papi, le podría intentar describir esa sensación a los que no son padres pero… ¡es indescriptible!

¿Qué le contarás a tu hija cuando sea mayor sobre el final de tu trayectoria?

EM: Se irá enterando poco a poco y algún día preguntará, supongo. Será algo que le dejaré a la madre que se lo explique.

¿Y sobre todo lo que rodea al ciclismo?

EM: Que el ciclismo es como la sociedad, supervivencia, sólo que en el ciclismo se ha acentuado en los últimos años porque confluyen los muchos intereses de los patrones con el poco o nulo peso de los obreros. No será fácil educar a una hija en los tiempos que corren, no creas que no me da respeto. Mis padres se obsesionaron en educarnos a mí y a mis dos hermanos como gente de bien y yo, a día de hoy, tengo la duda de los valores que debo inculcarle a ella… es probable que me toque explicarle que hay que ser buena, pero también hay que ser un poco ”cabrona” si no quiere llevar muchos palos en este mundo.

¿La dirás que fuiste feliz siendo ciclista?

EM: Por supuesto. Los momentos vividos, las relaciones, el día a día, los viajes, los paisajes y, sobre todo, los amigos que hice en el ciclismo los tengo para siempre. De no ser por el ciclismo (hidroxyethyles aparte) sería una hormiguita más; a día de hoy y con toda la penitencia de los últimos 16 meses, el ciclismo y unas cuantas personas con las que he tropezado a lo largo de todos estos años me han ayudado a tener una visión de la vida distinta a la de cualquier persona de a pie.

¿Y si fuese tu hija la que de mayor decidiera dedicarse a esto de la bici qué le dirías?

EM: Que en el tenis se gana más dinero y se sufre menos…

¿Podrás decirla que una de las cosas que te mantuvieron en pie fue el apoyo de tu gente y de los aficionados?

EM: Seguro, es el orgullo que me queda. Estaré siempre en deuda con el aficionado y, sobre todo, con el cicloturista. Puede parecer una tontería pero en las marchas en las que estuve en 2011 me volví a casa con las pilas cargadas, me han ayudado mucho.

¿Qué la contarás sobre la Bola del Mundo, que fue tu mejor día y/o que se convirtió en el peor con todo lo que vino detrás?

EM: Le explicaré: Mira Ánxela, cuanto tu estabas en la barriga de mamá, papá subió una montaña muy alta en bici y, cuando estaba en lo alto, le pegaron una patada tan grande, tan grande, que estuvo durante 2 años dando tumbos hasta que aterrizó.

Aquel día te hiciste aun más grande para el aficionado, el murmullo de excitación que subía hasta la cima cuando atacaste así lo demostraba. ¿Cómo le narrarás la “batallita” que tuviste con Nibali en los últimos kilómetros?

EM: Le contaré como el abuelo “Fede”: “Cuando yo corría por aquellas carreteras sin asfaltar…”, es coña jeje. Le diré que sólo veía gente, gente, gente y un pasillo cada vez más estrecho y empinado, que no sabía ni como ni donde venía el que estaba detrás… Que me gritaban muy muy cerca del oído pero que los escuchaba muy lejos porque sólo escuchaba una radio con gritos entrecortados, la bocina de la moto pidiendo sitio y el sonido de mi respiración. Al llegar arriba no vi la Bola, vi un refugio de montaña entre la niebla donde un montón de gente me abrazaba y me miraba como si acabase de bajar vivo del Annapurna al campamento base.

El Murmullo de la Montaña, como me decías parece el título de una película pero estamos hablando de algo que fue real y donde tú fuiste el principal protagonista. ¿Cómo describirás a tu hija el sentimiento que se tiene al levantar el ánimo de tantísima gente?

EM: Eso será mejor que lo cuente el que lo vivió como espectador. Yo estaba en una historia que parecía irreal, te puedo decir que rompí a llorar cuando al bajar me iba encontrando con mi familia y amigos. Es difícil de describir, hay que vivirlo.

¿Crees que la hablarás de aquella fabulosa jornada de ciclismo con una sonrisa en la boca o con una mueca de melancolía?

EM: Con una mezcla de las dos.

Como decíamos antes seguramente llegará el momento, cuando Ánxela tenga uso de razón, en que te pregunte mirándote a los ojos por qué te sancionaron y si hiciste algo “malo”. Tú ya lo has negado en muchas ocasiones, ¿pero te asusta que llegue ese momento?

EM: Le diré que su padre seguramente haría muchas cosas malas en la vida pero no esa, y ella verá si su padre tiene o no “máscara”.

Lo extraño e ilógico de tu caso es que te han sancionado por algo que en teoría no es sancionable… Esto ya va a ser un poco más difícil de explicar a tu pequeña, ¿verdad?

EM: Sí, y yo no perderé el tiempo explicándole picogramos o almidones (a no ser que estudie medicina), si me aburre a mí no voy a contárselo a ella. Pero por el momento es mejor pensar en leerle cuentos y cantarle los cantajuegos.

Decías hace poco en Vavel que es más fácil ser fuerte con los débiles que débiles con los fuertes…
EM: Es la postura del cobarde, ni más ni menos. Yo no tengo que contarlo, lo podéis ver vosotros.

Se suele decir que el tiempo todo lo borra, ¿pero crees que se pueden curar la impotencia y el abandono que has sentido?

EM: Por supuesto que el tiempo no lo borrará, seguramente lo llevaré mejor dentro de unos años pero el amargor ese me quedará ahí por los siglos de los siglos.

Por consejo de tus abogados al principio no hiciste declaraciones pensando que sería mejor, ¿te has llegado a arrepentir?

EM: He pensado de todo. Ahora, con la cabeza fría y analizando todo el proceso, te digo que daba igual el silencio que el pataleo, una defensa que otra…

Al final es como si hubieran sido tres años de sanción. ¿Entiendes la disparidad de criterios entre tu caso y otros?

EM: Ahí radica toda la rabia que llevo dentro. Poniéndose en el caso de que fuese culpable, de que no creyeran mis argumentos (que tardaron meses en tenerlos encima de la mesa), y que desde un primer momento cuando desconocían mi defensa y la defensa de otros, porque sólo se sabía que a mí me habían encontrado una sustancia igual que en otros casos, como responsables de la máxima autoridad ciclista del país, su obligación era, como mínimo, tratar los dos casos por igual. Creo que en ese sentido no tengo que contaros nada más, simplemente tiráis de hemeroteca y podréis leer las primeras declaraciones nada más estallar la bomba. Vaya desde aquí mi apoyo a Alberto contra el que no tengo nada, que él ya ha sufrido bastante también.

Has decidido retirarte, ¿no te dan ganas de volver sólo aunque solamente sea para “callar algunas bocas”?

EM: Me he entrenado todo el año pasado porque, aparte de que en Vacansoleil contaron conmigo hasta prácticamente agosto, tenía una oferta de un gran equipo para correr 2 años a partir de 2012 si no se arreglaba para bien con los holandeses. A día de hoy… no sé. Para correr al máximo nivel tienes que tener intacto el orgullo, la autoconfianza y creerte bueno, sólo así sufres al máximo. Yo después de todo esto, me he gastado la capacidad de sufrimiento en todo el 2011. Me queda poco orgullo para sufrir como un perro y menos me quedará a los 38.

¿Qué dirías a aquellos que no creen en tu palabra y dudan de ti?

EM: Que los entiendo, yo si estuviese del otro lado seguramente dudaría, eso no lo critico. Lo que no soy capaz de digerir es a los que te muestran su apoyo con su cara “A” y detrás de ti enseñan su cara “B”, que es la real, eso si que no lo soporto. Afortunadamente con el tiempo los vas catalogando.

¿Y a todos aquellos que si que te creemos?

EM: Que os estaré eternamente agradecido.

Una muestra del cariño que te tiene la gente, y algo muy chulo para contar a la pequeña Ánxela, vas a poder vivirla el día 5 de mayo en la Ruta de los Castillos, donde te van a hacer un homenaje…

EM: Sí. Contactó conmigo vía facebook Manuel Torrella, uno de los organizadores. En un principio entendí que era para estar en la marcha, simplemente participar, le respondí que trataría de estar, que siempre estoy predispuesto a ir a ese tipo de eventos porque me lo paso pipa, pero que con una niña de 13 meses la predisposición para viajar ya cambia. Rápidamente me dijo que era más un homenaje que una simple participación, así que allí estaré sin falta. Te confieso que he empezado a entrenar un poquillo porque un amigo común (Palomares), me dijo que de marcha leches, que van a “caraperro”; no es que la vaya a disputar pero tampoco es plan de hacer el ridículo. Y quiero agradecer desde aquí públicamente el detalle que han tenido conmigo y animo al que no se ha inscrito a hacerlo porque creo que hay plazas limitadas.

Crédito: El Pedal de Frodo / Realizada en octubre de 2011

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