GIRO DE ITALIA 2024: PRIMERA SEMANA

La carrera empieza en Venaria Reale, palacio a las afueras de Turín construido a mediados del siglo XVII como residencia de caza de Carlo Emanuele II. Casi se puede decir que la primera etapa es una circular alrededor de la capital del Piamonte. Es un recorrido con apenas un par de subidas: Superga, aunque no por donde lo hacia la Milán-Turín, y Colle Maddalena, en una versión más completa que la que se hizo en 2022. Estas ascensiones, junto al repecho de San Vito que se sube dos veces, una de ellas a apenas tres kilómetros de meta, harán que el primer líder del Giro tenga que ser un corredor potente, casi seguro uno de los favoritos.

Altimetria/Profile Stage 1 Giro d'Italia 2024

Esta situación se acentuará al segundo día, con la primera llegada en alto, en el recordado por cualquier buen aficionado Santuario de Oropa. Estrenado en 1963, con triunfo de Taccone, los antecedentes más famosos de la subida datan de 1993, con Indurain sufriendo por el ataque de Ugrumov, y de 1999, con la remontada de Pantani tras quedar descolgado al inicio de la subida por un salto de cadena, ganando la etapa por delante de Jalabert. La zona puede dar mucho más de sí, como se hizo por ejemplo en 2014, pero en esta ocasión se ha optado, razonadamente, por incluir únicamente dos subidas previas de escasa relevancia.

No será, por tanto, hasta la tercera etapa en que los esprínteres puedan mostrar su punta de velocidad, en la llegada a Fossano, aunque hay algún repecho cerca de meta que puede desordenar el pelotón de cara a meta.

De nuevo vemos dos etapas cortadas por el mismo molde seguidas, pues en la cuarta jornada la llegada es a Andora, con el conocido por la Sanremo Capo Mele a escasos tres kilómetros. No es precisamente la subida más exigente del mundo, se podía haber empleado el Colle Micheri que se usa en el Trofeo Laigueglia, pero los reyes de la velocidad tendrán que seguir teniendo precaución.

Aparentemente no será así en la quinta etapa, con llegada a Lucca, aunque por el camino se suban el Passo del Bracco y Montemagno, aunque a unos veinte kilómetros de la línea de llegada. Por tanto primera llegada claramente limpia para el esprín.

Tras tres jornadas de relativa tranquilidad, volverá a animarse la carrera, pero no mucho. Para llegar a Rapolano Terme, la organización ha previsto el paso por tres tramos de sterrato, dos muy juntos de casi cinco kilómetros cada uno, que se emplean en la Strade Bianche y concluyen en la cima de Grotti, a cuarenta kilómetros de meta, y un tercero a quince, en esta ocasión con dos kilómetros y medio de longitud. No parece que sea una excesiva ración de tierra para que el pelotón sufra mucho desorden por lo que no sería raro ver una nueva llegada masiva, aunque de nuevo con la precaución del repecho, en esta ocasión bastante duro, de Serre di Rapolano.

En esta edición del Giro la contrarreloj va a tener un peso fundamental y la primera parte para ello llega en la séptima etapa, con treinta y ocho kilómetros de esa especialidad con dos partes muy diferenciadas: los primeros treinta y dos kilómetros, desde Foligno hasta Ponte Valleceppi, muy planos, y los seis kilómetros finales hasta Peruggia de subida, primero más empinada y luego tendida. Aquí los favoritos (el favorito) deberían salir colocados en cabeza de la clasificación general.

Y si no es así, debería serlo al final de la octava jornada, con final en el recientemente habitual Prati di Tivo, que hemos visto en Tirreno-Adriático y Giro de los Abruzzos. La etapa tiene dos puertos previos y un terreno complicado hasta el pie de la subida final, sobre todo con la ascensión a Forca Capistrello al poco de comenzar, pero lo más probable es que todo se decida en las rampas de la última subida.

Para terminar la semana, llegada a Nápoles, lo que es ya casi una tradición, pues este será el tercer año consecutivo. La etapa en sí se parece a las ya disputadas en los primeros días, básicamente plana, con algunos repechos en los kilómetros finales que discurren por la costa próxima a la ciudad, que pueden desordenar un poco la llegada masiva, aunque por su entidad es difícil.