Llano de las Ovejas

Texto: Pablo Iglesias.

Foto: Javier Rodriguez

Altimetria: Miguel Baeza

Lo primero que piensa uno al llegar al Bierzo, es en lo acertado del dicho popular “al Bierzo se llega bajando”, y es esa característica singular la que convierte a la “olla Berciana” en un paraíso para los amantes del cicloturismo, y en especial a los que vivimos en busca de la verticalidad.

Una de la esas formas de llegar, la más abrupta, a esta comarca marcada por un microclima; es por el paso del Llano de las Ovejas. Pero en esta ocasión abandonaremos su capital, Ponferrada, por este puerto natural casi único en la península.

Después de unos primeros kilómetros muy suaves, es a la entrada de Villar donde si darnos cuenta, nos meteremos en toda una “Huesera” para dejarnos desmoralizados para el resto de subida.

La inclinación baja al paso del cruce a Espinoso, y es este breve descanso el que nos da algo de moral para volver a afrontar rampas del 13% continuadas al abandonar San Cristóbal.

Un suave descenso hasta el mirador de Peñalba nos sitúa al pie del Morredero, y al pasar este alto, dejar el Bierzo para entrar brevemente en la meseta.

De nuevo otro collado tras una espectacular revuelta, Los Portillinos, nos da acceso a La Cabrera baja. Suaves kilómetros de falso llano y un poco de subida nos llevarán a la cima del Llano de las Ovejas, a casi 2000 m, Las piernas y corazón nos recordarán que acabamos de subir un puerto que iguala a la Croix de Fer, Madeleine norte, etc. Pero del cual los escépticos siempre argumentaran falta de altura, continuidad o pendiente media. Que se lo expliquen a nuestro mal trecho físico mientras contemplamos la cima del mítico monte Teleno desde el alto.

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