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Peña Cabarga, la pared de Cantabria

Cantabria ha recibido en varias ocasiones a la Vuelta, siendo la mayoría de ellas final de etapa el puerto de Peña Cabarga, una subida corta, pero de gran porcentaje (ver altimetría), contando siempre con una elevada cantidad de público. Las vistas desde la ascensión son increíbles y dominan desde los valles aledaños hasta las bahías de Santander y Santoña.

En poco tiempo se ha convertido en un clásico, uno de los sitios más concurridos por los cicloturistas cántabros y suicidas que viajan hasta sus pies para escalar el puerto a base de sufrimiento. Fama hecha a base de pequeñas trifulcas ciclistas entre los profesionales, que recuperaron este escenario para el máximo nivel en 2010, cuando la Vuelta volvía a pisar Peña Cabarga por primera vez desde 1979.

Muchos años de espera que han merecido la pena. Apenas cinco kilómetros de subida en los que se han establecido buenos duelos por la victoria final. Aquella edición de 2010 vio el primer puesto de Purito tras la caída de Igor Antón, maillot rojo de líder, justo antes de empezar el puerto. Nibali subiría al liderato. El italiano ganaría la general en Madrid.

Sin esperar, se ascendería de nuevo en 2011, repitiendo el éxito de público y expectación que despertó el año anterior. Tras la victoria en el Angliru del local Juanjo Cobo, la amenaza de Froome se haría más presente con la llegada a la montaña de Medio Cudeyo. En la cima se impondría el británico, con escaso margen sobre el maillot rojo, un Cobo que se defendió como un jabato ante las arremetidas del caballo del equipo Sky. Impresionante fue su ataque a falta de mil metros para la conclusión.

Tras este buen sabor de boca, se daría descanso a la cima en 2012, edición que volvió a pisar Cantabria, pero eligiendo en esta ocasión Fuente De como puerto final. En aquella etapa fue Contador el que sentenciaría la Vuelta, dando un recital de clase, ganas y coraje.

Sería en 2013 cuando regresaría la carrera a Peña Cabarga. Nibali, de nuevo, llegaba como gran favorito al pie del puerto, esta vez con Horner como gran rival. El norteamericano lanzó un duro ataque que restó tiempo al maillot rojo, un tiempo que a la postre resultaría definitivo.

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