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Presentado el Tour de Francia 2018: Innovación y tradición

Así podríamos caracterizar este tour de Francia. Adoquín, primera semana llana, Alpe d’Huez, Madeleine, Tourmalet… Un Tour clásico… Pero no sólo.

Col des Glieres, con su sección de sterrato, Col du Portel, con sus 17 kms al 8%, Col du Pre… Muchas novedades en el Tour, donde si algo se  echa en falta es la contrarreloj.

El tour comienza con dos etapas para sprinters antes de una primera selección: la contrarreloj por equipos de Chartres, de poco más de 35 kms, que deparará algunas diferencias.

Acto seguido, tras una etapa llana, se entra en la Bretaña, con dos etapas, la primera en Quimper con un territorio complicado y la segunda con doble paso y final en alto en el Mur de Bretagne, una cuesta de 2 kms de las que dan emoción.

Otra etapa llana en Chartres y una más en Amiens antes del final de la primera semana en Roubaix, con 21 kms adoquinados de la Paris-Roubaix, muy incómodos para los lideres de la general.

La segunda semana comienza con tres etapas de alta montaña consecutivas.

La primera en Le Grand Bornand. Se supera Croix Fry (11 kms al 7.5%) y la innovación de Col des Glieres (6 kms al 11%) con dos kms finales de tierra. El descenso lleva a 15 kms Llanos antes de afrontar el monstruo de Romme- Colombiere, que suman 24 kms al 4,8% pero con 10 kms por encima del 9% antes del descenso a Grand Bornand.

Otra etapa de alta montaña con final en el tendido Rosiere precedido por otro descubrimiento, él Col du Pre con 12 kms al 8% antes de coronar Roselend y descender para afrontar la subida a Rosiere.

Pero no acaba aquí la dureza. La etapa con más olor a clásico llegará con la etapa de Madeleine-Montvernier-Croix de Fer y Alpe d’Huez, 3 colosos alpinos que puede dar un gran espectáculo.

Una etapa llana en Valence, otra con final en alto en el Aeródromo de Mende y una de media montaña en Carcassone conforman la segunda semana.

La última comienza con media montaña en los Pirineos, con Portet d’Aspet, Mente y Portillon, antes de la meta en Luchon justo tras bajar el último puerto.

Y prosigue con un etapón de tan solo 65 kms. Se pasa por Peyragudes, añadiendo 1 km al Peyresourde, antes de afrontar El Col de Azet y el gran estreno de la edición, el Col du Portet. Son 18,3 kms con los últimos 7 de camino (salvo arreglo) con una pendiente media del 8,3%. Una subida muy exigente, por encima de los 70 minutos de esfuerzo en una etapa corta pero muy intensa.

Tras la gran montaña, etapa llana en Pau antes de afrontar la última etapa de montaña en Laruns. Clásicos como Aspin o Tourmalet (17 kms al 7,7%) se mezclan con estrenos como Borderes (13,2 al 5,2% pero con kms enteros por encima del 9%) antes de afrontar el tramo más duro de Soulor (7 kms al 8%) y la subida final a Aubisque (5 kms al 5,7%) antes del largo descenso de 18 kms hasta la localidad de Laruns.

No acaba aquí la carrera, pues aún queda una contrarreloj individual, no precisamente llana, en Ezpeleta (Espelette) con una cota de 1,3 kms al9%). Los poco más de 30 kms servirán para definir la general antes del viaje a París para homenajear al ganador del Tour 2018.

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