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¿Que pasa con el Campeonato de España?

El próximo fin de semana se disputan en la provincia de Alicante los campeonatos de España de ruta. Las localidades que acogerán el cogollo de ese acontecimiento serán las de L’Alquería D’Asnar, Concentaina e Ibi.

Negar a estas alturas que estos campeonatos, en su máxima categoría, están muy devaluados sería engañarnos a nosotros mismos y eso no conduce a nada deseable. Sobre todo si los comparamos con las ediciones del pasado. Sería prolijo recordar las rivalidades que en torno a esta carrera se vivieron entre los mejores equipos españoles de cada época; el interés que esta carrera despertaba entre ciclistas, prensa y afición. La rivalidad Kas contra La Casera en los setenta junto con Teka y Super-Ser. En los ochenta Teka permanecía en el frente, y le surgieron magníficos rivales como Zor, Kelme, Reynolds, Caja Rural-Orbea, Hueso… En los noventa el protagonismo lo ostentaban Banesto, BH Amaya, Mapei-Clas, Lotus, Seur, ONCE, Artiach, Euskadi…

Varios factores caracterizaban a esta carrera.

La igualdad de fuerzas entre, por lo menos, varios de los equipos participantes. De ello resultaban unas carreras muy disputadas, con gran interés. Además, de esos marcajes estrechos entre los grandes siempre podía surgir una sorpresa de algún ciclista que no estuviera en la nómina de favoritos.

Otro factor identificativo fue el interés que tenían las figuras en vestir de rojigualda.

El interés que tenían varias localidades a la vez por acoger estos campeonatos.

Llegaron los noventa y el marketing, la televisión y la publicidad comenzaron a hacer de las suyas. Cuando en 1.992 Miguel Induráin ganó esta carrera, a Banesto no le interesaba que la publicidad de un ciclista tan mediático pudiese estar condicionada por la obligatoriedad de tener que vestir un maillot determinado durante toda una temporada. Poco a poco, el distintivo de campeón de España en el maillot que habitualmente visten los campeones ha ido, con excepciones, progresivamente a menos. Incluso surgieron las dudas: ¿Merecía la pena para el patrocinador que un ciclista mediático vistiese ese maillot durante un año? ¿No era mejor que su figura más emblemática vistiese el maillot del equipo sin la “hipoteca” de poseer el título nacional y su rojigualdo maillot?

Otros ciclistas vieron en la fecha un inconveniente. Corredores que afinaban su puesta a punto para el inminente Tour de Francia. Corredores que ya con Dauphiné o con Suiza se consideraban listos para competir en la Grande Bouclé, no deseaban ya disputar ese campeonato, por los inconvenientes que pudiesen conllevar, en formas de caídas o cualquier imprevisto. Así, también esta carrera fue perdiendo interés para la afición.

Y así como varias localidades ofertaban su candidatura con años de antelación para acoger este acontecimiento, con el paso del tiempo las ciudades que optaban por ello lo hacían cada vez más tarde y con menor interés.

Así como en la Liga española de fútbol, durante la última década, Real Madrid, FC Barcelona y Atlético de Madrid dominan el panorama tanto económica como deportivamente, el ciclismo español ha vivido un proceso muy similar. Las diferencias entre los equipos se han agigantado, en lugar de reducirse. En consecuencia la igualdad de fuerzas, que es la premisa para que la carrera resulte competitiva e interesante para el espectador, también se ha ido a pique. El INRI para el ciclismo es que Movistar no tiene rivales que le puedan dar emoción a la carrera, con contadas excepciones como la reciente Vuelta a Asturias en el caso de Caja Rural Seguros RGA. Los ciclistas de Movistar son mejores uno a uno que la mayoría de sus rivales. Poca discusión cabe respecto a ello. Y se limitan a cumplir con su obligación: ganar.

La tozuda realidad es que la estructura de Eusebio Unzué, con sus diversas denominaciones, lleva ganando esta carrera desde el año 2.003 hasta hoy, con las excepciones de los triunfos de Gárate para Saunier Duval y Rubén Plaza para Liberty Seguros.

El guión de la carrera se repite año tras año casi cual calco. Escapadas consentidas en las que Movistar mete algún ciclista por si acaso. Y el equipo azul tirando del pelotón. Da la impresión que el equipo telefónico decide de antemano con qué ciclista ganar en función de criterios internos. Barbero, Luis León Sánchez, Fernández de Larrea… han intentado estas últimas ediciones cambiar la suerte y romper el monopolio. Pero el ciclismo es un deporte de equipo y les resulta enormemente difícil.

Además de las escuadras con nacionalidad española (Movistar Team, Caja Rural Seguros RGA, Euskadi- Basque Country Murias y Burgos BH), acuden a este evento infinidad de ciclistas que defienden maillots de equipos extranjeros, obligados a emigrar por la falta de escuadras nacionales. Pero su número por equipo suele ser reducido, y no suelen plantear batalla como bloque al equipo número uno del año pasado en el World Tour. Acuden estos ciclistas con la ilusión y la motivación extra de poder enfrentarse a esta escuadra y de que sus logros, en caso de que los consigan, tengan mayor repercusión mediática que la que habitualmente obtienen en la prensa generalista por sus triunfos en carreras aquí poco reconocidas. Es esta la realidad de esta carrera en este momento. Salvo contadas excepciones, esta no carrera no es un tú a tú como fue en el pasado.

Este año parece que podemos contar con la participación de Alberto Contador. El perfil montañoso es. Lo que los entendidos no se ponen de acuerdo es si lo va a ser en la medida suficiente para que el pinteño pueda romper la carrera con algunos de sus ataques, o si el perfil no da para más y Movistar podrá recurrir a su fortaleza como bloque para responder a esos ataques.

En unos días tendremos la respuesta.

@ranbarren

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