TOUR DE FRANCIA 2022: TERCERA SEMANA

Los Pirineos de esta edición son extraños, como si estuvieran sin completar. Son tres etapas con un corte similar, bastante terreno plano para empezar que impide meter las ascensiones que claramente faltan en todas las jornadas.

La primera etapa del tríptico que ha preparado la organización termina en Foix, tras Lers y el muro preferido de la organización en los últimos años, Pèguére, aunque nunca ha terminado de funcionar.

Igualmente ha pasado con la meta del siguiente día, Peyragudes, que hasta ahora se había puesto como muro corto tras Balès y Peyresourde, lo que es una pena y un caso que merece un estudio. Este año prueban a llegar por el Oeste, incluyéndolo como subida completa desde Loudenvielle, con Aspin, Ancizan y Val Louron antes. Son puertos clásicos, conocidos, pero tampoco se puede hablar de altísima montaña. Como curiosidad, será la tercera pista para aviones donde habrá una meta en esta edición.

La última oportunidad para los escaladores, si todavía no han tenido suficiente, es la llegada a Hautacam, tras Aubisque y el estreno de Spandelles. Muy buena etapa, cerca de ser la reina, aunque habitualmente este formato de etapa final no suele funcionar bien y menos cuando ha habido varias situaciones similares antes. Lo normal es que se repitan los acontecimientos de días anteriores.

Quedan tres días y el primero es de los más extraños del año. Siempre me ha llamado la atención estas etapas que suele programar el Tour para acercarse a París, destinadas a la fuga y la pereza del pelotón que suele tomarse a beneficio de inventario el día tras la pelea de las etapas anteriores. Parece una jornada más destinada a ahorrarse el traslado largo hasta la capital que a la mera competición deportiva.

La penúltima jornada, como es habitual, será la última competitiva, con la crono larga de la edición, como por otra parte históricamente ha pasado. Son cuarenta kilómetros, parece una locura en estos tiempos. Al menos parece un recorrido atractivo, bastante plana en tres cuartas partes del trazado, aunque no basado en largas rectas, y dos subidas finales, sobre todo la última camino de la meta en el turístico pueblo de Rocamadour.

El día final, salvo sorpresón, servirá para repartir premios y obtener bonitas imágenes de los ciclistas cerca de La Défense, el museo del Louvre, que volverán a atravesar, y el Arco del Triunfo, antes de la llegada masiva prevista en los Campos Elíseos.