TOUR DE FRANCIA 2023: SEGUNDA SEMANA

Los corredores podrán permitirse unos días sin grandes traslados pues el día de descanso, la primera etapa de la semana y la salida de la segunda se ubican en Clermont-Ferrand. En concreto la semana se inicia con una jornada con la salida y meta muy cercanas pero que obligará a los corredores a bastante esfuerzo pues es un recorrido de media montaña bastante interesante, donde es fácil que llegue una escapada pues los esprínteres tienen complicado aguantar el posible ritmo alto del pelotón por las diferentes ascensiones que se afrontaran, por lo que sus equipos apenas controlarán.

Como hemos indicado, el siguiente día la etapa saldrá de Clermont-Ferrand para afrontar un recorrido menos exigente, con solo dos subidas puntuadas, curiosamente a mitad de ascensión, en el primer tercio del día, por lo que la llegada masiva gana enteros.

No debería ser así en la jornada posterior, que presenta un recorrido de media montaña muy atractivo, destacando el paso por tres cols perfectamente encadenados: Casse Froide, Croix Montmain y Croix Rosier; y varios repechos cerca de meta. Era una ocasión ideal para haber introducido Mont Broully, pese a eso no descartemos incluso el movimiento de algún favorito con ganas de que la carrera vaya loca.

A continuación empieza el gran bloque montañoso de la edición, donde se mezclan Jura con Alpes, y lo hace con el gran puerto de la primera cadena mencionada: Grand Colombier. Es una etapa con sólo una subida previa no muy relevante y la ascensión final es por la vertiente de Culoz, la de los Lacets. Es una pena que la zona no se aproveche mejor, con etapas similares a las de 2016 y 2020. Difícilmente se puede juntar tanta dureza en tan poco espacio en toda Francia.

Continua el bloque con una muy buena etapa camino de Morzine, en la que además del clásico Joux Plane, se suben Ramaz y una pequeña colección de ascensiones previas bastante exigentes, destacando Cou y Feu. En esta zona se encuentra un gran puerto como Mont Saleve, solo ascendido en 1974, coronándolo Gonzalo Aja, que podría haber encajado en el recorrido, pero posiblemente sea la etapa que menos correcciones necesita de toda la edición.

Todo lo contrario ocurre con la última jornada de la semana, que pese a ser de montaña, emplea puertos de paso de poca envergadura (Croix Fry es lo más destacado y es un primera normalito), bastante separados entre sí, lo que dificulta el trabajo de los aventureros, y con una llegada que nunca ha provocado interesantes ataques, por mucho que le pongan delante el muro de la Cote des Amerands. Diré que es una etapa insulsa con la esperanza de que los corredores me desmientan y con su valentía generen los movimientos suficientes para convertirla en una gran jornada de ciclismo.