TOUR DE FRANCIA 2023: TERCERA SEMANA

El trance final comienza con la única crono de la edición, que además es de las que alguna vez hemos descrito como falsa cronoescalada, pues en sus apenas veinte kilómetros supera dos cotas, Cascade de Coeur (poco más de un kilómetro pero rondando el 9%) y sobre todo Domancy, muy recordada por el mundial de Sallanches donde Hinault destrozó al resto de corredores. Es evidente que el organizador opina que todo el rédito de la carrera está en la montaña.

Y para ello lo ha apostado todo a la última gran inversión en puertos de montaña, pues solo así se puede describir el Col de la Loze, la carretera que se ha creado para unir las estaciones de esquí de Meribel y Courchevel, donde acabará la etapa. Antes veremos un intento de rememorar los tiempos clásicos donde el simple paso por grandes puertos dinamitaba el pelotón de tal manera que el trayecto por los grandes valles no era un problema. La carrera lo intenta este año con el Cormet de Roselend pero temiendo la habitual desidia del pelotón actual, incluye por el camino Longefoy, que además quedo inédito en 2019 por mal tiempo. Sin embargo es tan destacada y larga la última ascensión que todo lo que no sea movimientos en sus kilómetros finales será una sorpresa. Ademas, el final es diferente a cuando llegó el Tour en 1997, y se ha optado por copiar la llegada del año pasado en Peyragudes, usando el altipuerto como rampón final, lo que retraerá aun más los ataques lejanos. Como simple curiosidad, la vecina estación de Les Menuires-Val Thorens ha copiado la idea y han asfaltado la subida al Col de Tougnète, que me apuesto que no tardaremos en ver en el ciclismo profesional.

Tras cinco días por las altas montañas, se abandonan los Alpes por los valles en una etapa con solo dos cotas de escasa dureza. Apostar porque la resolución será tras una escapada tendrá una cotización bajísima.

Al igual que al día siguiente, quizás un poco más exigente, por lo menos la última cota a ascender tiene una longitud y pendiente media digna de ser puntuada.

Ya hemos contado otros años que estos días de transición hasta París desde la cordillera principal siempre han sido uno de los grandes talones de Aquiles del Tour. Al menos este año ha propuesto una penúltima etapa de media montaña por Los Vosgos, bastante interesante, con un buen encadenado final y dureza previa, en un claro intento de copia a La Vuelta, con sus etapas por la sierra de Guadarrama o aquella de 2021 en Pontevedra. Sin duda en un escenario sin un claro dominador seguro que puede dar un buen espectáculo.

El final de la carrera, como siempre hasta el año que viene, será en Paris, con la salida en esta ocasión junto al velódromo de Yvelines, en la calle en homenaje a Laurent Fignon, el parisino ilustre que ganó el Tour hace justo cuarenta años. En este velódromo se disputarán las pruebas de ciclismo en pista de los Juegos Olímpicos de 2024, motivo por el que el próximo año la carrera terminará en Niza. En los Campos Elíseos se coronará al líder del ciclismo, veremos si lo hace con una buena exhibición o por escasos segundos.