La presentación del Tour de Francia siguió su acostumbrada ceremonia en Paris. Las autoridades pertinentes y los ciclistas, ya de reposo, que previsiblemente disputarán la carrera en 2019.
Y el recorrido. Ah, el recorrido. Se sabía que la salida será en Bélgica, con una etapa para sprinters y el paso (lejos de meta) por el muro de Geraardsbegen (Kapelmuur). Y que seguirá con una crono por equipos en Bruselas.
A partir de ahí se pasará a Francia con una primera semana plagada de dificultades montañosas menores. La etapa de Colmar con tres cotas puntuadas y varias sin puntuar viene seguida de la sexta, con final en Belles Filles, primer final en alto serio de la prueba, acompañado de varios clasicos de los Vosgos como Ballon d’Alsace y Chevreres.
Tras una etapa llana, en Saint Ettiene, Brioude y Albi se disputarán etapas por el sistema central. De ella, la más dura es la primera, un auténtico serrucho con múltiples tachuelas y la Cote de Jalliere para definir la victoria. Atención al final En Brioude con la cote de Saint Just (2 kms al 9%) a 13 de meta.
Tras el primer descanso llegan los Pirineos. Etapas señaladas serán la de Bigorre, Con Peyresourde y Ancizan, una etapa no demasiado exigente que seleccionará antes de la CRI. Esta, corta y quebrada, se celebrará en Pau. Además de la única contrarreloj individual, está entre etapas de montaña.
La siguiente emula a la etapa de 2010 donde Contador y Schleck llegaron de la mano, con final en alto muy duro: el Tourmalet, nada menos. Una etapa reina pirenaica corta, seguida por el estreno de Prat de Albis, cerca de Foix, una subida dura, aunque corta y precedida de Lers y el Mur de Peguere.
El segundo descanso será en Nimes, de donde partirá una última semana alpina. La etapa reina llegará a cuatro días del final: los nombres rimbombantes de Vars, Izoard y Galibier se sucederán, si bien el puerto clave es este último, subido por su vertiente más suave y a 17 kms del final. Esos kms en bajada por la vertiente más dura pueden ser claves.
La siguiente etapa será corta y remontará el valle para ascender a L’Iseran, que se subirá por su vertiente corta pero más empinada, antes del suave final en Tignes.
Otra mini etapa será la que culmine la montaña del Tour: las subidas a Roselend y Langefoy precederán a la larguísima y tendida subida a Val Thorens.
Al día siguiente Paris coronará al vencedor de un tour sin grandes etapas de montaña pero con muchas etapas clave.