Burgos es el inicio de esta edición de La Vuelta, más concretamente su catedral, que cumple ocho siglos. Al ser un sitio de acceso complicado y querer centrarse en la ciudad, se ha optado por una contrarreloj individual, técnica en su parte inicial y final por el necesario callejeo para transitar por las proximidades del templo, y con la conocida ascensión al castillo en la primera mitad del recorrido, una pena que se termine de explotar esta zona con un doble paso, posible sin cruces.
Las dos siguientes etapas tiene como escenario la provincia de Burgos, pero con características opuestas. Santo Domingo de Guzmán también cumple ochocientos años y acogerá la salida de una etapa llana, destinada a un sprint masivo en la capital, en el barrio de Gamonal, salvo la aparición del viento en algún momento del día.
El tercer día cambia el panorama y llega el primer final de alto, en Picón Blanco, conocido de la Vuelta a Burgos, una subida muy exigente, casi de categoría especial, que será un filtro de primer nivel para separar a los favoritos que han venido bien preparados de los que sólo se han presentado para figurar.
La etapa con final en Molina de Aragón es una de las más decepcionantes de esta edición tirando por el camino más directo y cómodo, sólo una llegada en ligero repecho puede alterar algo la jornada.
Sólo la aparición del viento camino de Albacete puede alterar un desarrollo demasiado previsible.
La carrera llega al mar desde el interior de Valencia, con una etapa con un comienzo que puede ser muy interesante pero que presenta una segunda mitad mucho más anodina, al transitar por zonas urbanas mayoritariamente. Solo el tramo final, rodando entre el mar y la albufera, con doble paso por una zona de arrozales que seguro es una de las trampas de esta edición, puede dar alguna alegría, junto a la subida a la Montaña de Cullera, donde Pogačar ya batió a Alejandro Valverde.
Todo cambia al siguiente día, con una bonita etapa de media montaña, con puerto rompedor de salida (La Llacuna) y la visita a un histórico de la carrera, Tudons, que no hubiera estado mal acompañado por Benifallim y Carrasqueta, antes del tramo final con las ascensiones a Tibi y Balcón de Alicante, un poco menos exigente que su vecino Guixop pero con mucho más sitio para la infraestructura de la carrera.
Nuevo paréntesis entre jornadas montañosas con una etapa muy plana por las proximidades del Mar Menor, con final en La Manga. Un día, que por diseño, con bucle incluido, difícilmente deparará más que unos minutos finales de cierta emoción por la preparación de la llegada masiva. Solo el viento en que pueda entrar desde el mar en tramos muy expuestos lo puede cambiar.
La carrera se adentrará en Andalucía con una etapa de alta montaña en la Sierra de Filabres, con el estreno de la posiblemente vertiente más exigente de Venta Luisa, la que parte de Tíjola, suma muchos kilómetros e incluye el tramo durísimo entre Bacares y el Collado del Ramal. Es un puerto que además permite movimientos, pues cuenta con un cresteo y una bajada, que podemos considerar partida en dos por el puerto de Casto de Filabres, que sitúan a los corredores a los pies de la subida final, el alto de Velefique sin apenas tramo de descanso, por lo que si alguien quiere buscar llegar con ventaja a este punto no es nada descabellado conseguirlo.