VUELTA A ESPAÑA 2022: PRIMERA SEMANA

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Con la recuperación de la salida de Utrecht, que debería haberse realizado en 2020, se cierra el año en que las tres grandes ubicaron sus salidas fuera de sus fronteras naturales. En el caso de La Vuelta lo hace con una contrarreloj por equipos, de veintitrés kilómetros, muy llana y no especialmente técnica. Al menos obligara a los equipos a diseñar sus alineaciones de forma compensada para incluir especialistas en la especialidad. Con esta salida, Utrecht se convierte en la segunda ciudad tras Lieja en albergar a las tres grandes vueltas.

La siguiente etapa se desarrollara desde ‘s-Hertogenbosch hasta volver a Utrecht, parece la típica etapa de cuota para enseñar la región que ha pagado por la salida, aunque con suerte soplara el viento en el páramo holandés y haya algo de diversión más allá de los últimos kilómetros.

El fin del periplo neerlandés se llevara a cabo en los alrededores de Breda, en una jornada de nuevo destinada al sprint salvo la aparición del dios Eolo. Como curiosidad se pasara por Baarle-Nassau, un municipio se puede decir que compartido por Bélgica y Países Bajos, con numerosas partes neerlandesas en Bélgica y viceversa.

Tras una jornada de descanso y traslado, el pelotón reiniciara la marcha en Vitoria, para una etapa íntegramente alavesa, con un recorrido bastante interesante, que incluye la subida por la vertiente menos exigente del Puerto de Herrera para su posterior descenso camino de la meta en repecho de Laguardia.

Al día siguiente se retrocede un poco en el mapa para salir de Irún camino de Bilbao, adonde se llegara tras un doble paso por El Vivero. Una propuesta un poco simple con todas las posibilidades que tiene la capital vizcaína en sus alrededores, mismamente y sin tener que innovar cabe la pena mencionar el Monte Arraiz que se subió en 2019, o Pike Bidea que se sube en el Circuito de Getxo y el año que viene en el Tour.

Desde Bilbao la carrera se adentrara en Cantabria para el primer final en alto de la prueba, en el Pico Jano, precedida de la novedosa y exigente subida a la Collada de Brenes, una buena dupla para el estreno de la denominada alta montaña, aunque este lejos de poder denominarse realmente así.

La salida de Cantabria se producirá al día siguiente a través del Puerto de San Glorío, en una etapa donde los grandes esprinters lo pasaran mal por lo que la llegada prevista no será masiva, aunque al recorrido le falta algo de picante, todo el rato por carretera nacional y sin ascensiones posteriores que permitan mantener las luchas que se desaten en el puerto principal.

Las dos siguientes etapas son integras en Asturias, pero no alcanzan la dureza de otras ediciones, quizás por ubicarse todavía en la primera semana de carrera. La primera de las dos jornadas partirá de Pola de Laviana para subir alguno de los puertos clásicos de la zona central de Asturias, como Colladona, Mozqueta y Tenebredo y terminar en una de las novedades del año: Colláu Fancuaya. Se podría haber trazado un recorrido de mucha más exigencia, con el enlace ideal con el Puerto de Marabio como paso previo, aunque actualmente su estado lo hace inviable. Más novedoso hubiera sido el paso por Brueva y Cruces, como mostramos en la ruta cicloturista de este número.

El fin de semana asturiano se cierra con una llegada a Les Praeres, que ya conocimos en 2018, uno de las llegadas típicas de La Vuelta, de los denominados muros, cuatro kilómetros llenos de rampas imposibles. El recorrido previo tira de sitios comunes, pues se visitan los conocidos Torno y Fito. Quizás habría mejores opciones en el tramo previo, La Campa es la opción más leve de las carreteras que une Villaviciosa con Nava.