Samuel Sánchez cierra su 2013 con la escalofriante cifra de 80 días de competición para tan sólo una victoria lograda. Tanto en el Giro, como en las clásicas o en la Vuelta ha rendido por debajo de su nivel, siguiendo la misma táctica de resistir y guardar para aprovechar su fondo. En la Vuelta le sirvió para finalizar entre los diez primeros, pero más allá sólo ha quedado la imagen trasera de pelotón. Suya y del resto del equipo, todo hay que decirlo.
El fracaso del Giro se anticipó en la Vuelta al País Vasco, objetivo número uno del Euskaltel, toda vez que además era el vencedor en ejercicio de una carrera que marca los estados de forma que encontraremos. Euskaltel fue muy criticado, en gran parte por la floja actuación de su líder.
Ahora se encuentra ante la encrucijada de su futuro. Como corredor en plenitud hubiese sido una ganga. Tras un mal año y con una importante edad a las espaldas, los contratos o bien no se producen por falta de espacio, o bien prefieren a un ciclista con recorrido y proyección. La no creación del equipo de Alonso le ha roto los esquemas. Ahora tiene que buscar una solución para seguir o colgar la bici. Para un campeón como él, irse de esta forma no debería ser aceptable.
