El navarro se presenta en la salida de Holanda como el gran favorito. El dorsal 1 no tarda en sufrir el mal tiempo que asola aquella primera semana, algo atípico dentro del calor que es característico en el mes de julio. Unido a su cansancio físico y mental, llega la montaña.
Los puertos no perdonan y la Madeleine y el Roselend se atragantan. En la subida final, que no reviste una gran dificultad, el español comienza a ceder, ante el estupor y la sorpresa incluso de sus propios rivales. Sin saberlo, estábamos presenciando el adiós al mejor nivel de un corredor histórico.