Llegaban las primeras montañas realmente importantes del Giro de Italia 2014 y Movistar anunciaba guerra. En bloque se ponía al frente del pelotón, subiendo ya las rampas del durísimo Monte Carpegna. Sin embargo, iba a ser sólamente un espejismo. Conforme el puerto avanzaba, el equipo español fue haciendo aguas, hasta el punto de dejar sin compañía a su gran líder.
Nairo Quintana finalmente no necesitó la ayuda de sus coequipiers, ya que la batalla se redujo a los últimos kilómetros de la subida final del día. En el descenso enlazaron los voluntariosos Igor Antón y José Herrada, que si bien no tuvieron un buen día, han mostrado una debilidad que abre la preocupación en el seno del equipo.
No por la etapa, ni mucho menos, que se resolvió de un modo sencillo, sino por el mal indicador que es sobre el estado físico del nueve en estos momentos. La soledad del colombiano es un mal síntoma de cara a lo que viene, tanto para defender como para atacar. Capecchi, Antón y Herrada son ciclistas que podrían ser candidatos para el top 10 del propio Giro de no estar enrolados en Movistar, donde deben trabajar por un jefe de filas.
Su potencial, añadido al de Castroviejo, Malori y compañía, debe ser una auténtica garantía, de los que dominan el pelotón del primer al último día. En cambio, en las primeras rampas han fallado. Quintana en un buen estado de forma puede sembrar el pánico, pero ya tienen sus rivales una baza que explotar: el equipo.
Montecoppiolo también dejó dudas sobre el estado del segundo clasificado en el último Tour. Evans salió de rosa, aunque cedió dos segundos con el colombiano en meta. Pero Nairo ni siquiera intentó destacarse o probar las fuerzas de los demás, algo raro en un ciclista de tanta impulsividad y ofensividad. Puede que sea simplemente que haya tomado la etapa como una toma de contacto. La mayoría de los corredores lo hace, teniendo en cuenta sus propios tests y ver las caras de sufrimiento y movimiento de los demás.
Por ello, se le concede el beneficio de la duda, aunque no está tan lejos en la general. Si está entonado el próximo fin de semana y mínimamente en la crono, el Giro no tendrá para él otro color que no sea el rosa. Muchas oportunidades tiene para ello, si bien su gran rival ya no está en liza.
L.S.