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Alejandro Valverde, suma y sigue

El murciano de Movistar arrasó en su tierra, la Vuelta a Murcia, quinta vez que “el bala” se lleva esta prueba, tras un ataque en solitario a unos 70 kilómetros de meta.

Exhibición de Valverde y de su equipo, el Movistar Team, que sumado a la victoria de Quintana hace unos días en la Vuelta a Valencia, colocan a la escuadra telefónica como una de las referencias de la temporada que está empezando.

Justo antes del inicio de la Vuelta a Andalucía donde Valverde intentará sumar su victoria 99. Se dice pronto, casi 100 victorias, muchas de ellas épicas que todos recordamos. Sin lugar a dudas, Alejandro Valverde, (Las Lumbreras ,Murcia, 1980) es uno de los puntales del ciclismo español. Lo fue en sus comienzos y lo lleva siendo estos años. Tras la retirada de Purito y junto a Contador y quizás, Samuel Sánchez, es uno de los cuatro o cinco abanderados del ciclismo en España. Uno que es irrepetible, y del que por mucho que se busquen relevos, no parece que haya nadie como él. Valverde demostró, o mejor dicho, volvió a demostrar la clase que atesora. Treinta y seis años y tiene contrato hasta 2019. Ojalá que los éxitos sigan viniendo y Alejandro tenga ganas de seguir compitiendo. Tiene un arco iris en sus piernas. Ojalá lo consiga antes de que cuelgue la bicicleta. Cuatro bronces y dos platas. Ya es hora de ese oro. Los aficionados lo saben, los periodistas lo sabemos. Él lo sabe.

Ver la exhibición de Valverde este fin de semana nos lleva  a recordar otras grandes gestas del murciano. Pero estos recuerdos no vienen sólos, siempre van acompañados de algún recuerdo de un despiste suyo, de algún día no ya malo, que todos los hombres del pelotón lo tienen, si no de no leer la carrera bien en algunos momentos… fallos o decisiones que le han costado alguna que otra victoria.

En 2003, un joven Valverde se colaba tercero en el cajón de la Vuelta a España dando muestras de todo su potencial. Iba bien en la montaña, y no desentonaba en el llano. Después de la Vuelta, logró su primera medalla en un Mundial. Plata por detrás de Astarloa que se hizo con el oro y el maillot arcoíris.

Tras un exitoso 2004, fichó por Illes Balears en 2005 y de ahí ya no se va a mover a  ningún otro conjunto. Es en la escuadra de Unzué, donde el murciano empieza a acrecentar su fama. Fue el primero y único en batir al sprint al por aquel entonces mejor corredor del mundo, Lance Armstrong. La imagen de Valverde con los brazos abiertos tras batir al texano, es una que todos los aficionados al ciclismo deben  recordar.

Los años siguientes, el Bala seguía anotándose parciales: Lieja –Bastoña-Lieja, Flecha Valona o bronce en el Mundial en 2006, dos etapas en el Tour, al igual que su segunda Lieja o el Campeonato de España en 2008…hasta que llegó la Vuelta a España en la que será recordado por dejarse unos preciados minutos al descolgarse y bajar al coche a coger un chubasquero en la duodécima etapa de la ronda española cuando iba cuarto. Error monumental que le valieron no pocas críticas. Al día siguiente se rehízo y quedó segundo y tras Contador en el Angliru. Pero ya era tarde.

Al año siguiente, por fin, se llevó su primera grande, la Vuelta a España a 2009. Sin embargo, el verse involucrado en la Operación Puerto, algo que nunca se ha confirmado, le supuso que el CONI italiano le sancionase con dos años, por lo que las carreras y éxitos de 2010 como el Tour del Mediterráneo o el Tour de Romandía, entre otros, le fueran anulados. Muchos creían que la carrera del murciano llegaba a su ocaso, pero Valverde ha sido el único que después de la sanción, ha vuelto aún más fuerte.

Arrancó 2012 brillando en Australia en el Tour Down Under y ese verano firmó otra etapa memorable para el recuerdo. La ganada en Peyragudes en la decimoséptima etapa en el Tour de Francia. Se fue sólo durante muchos kilómetros y consiguió mantener a los favoritos a raya, que a punto estuvieron de alcanzarle en los últimos metros. Fue un final  igual de agónico que de épico.

Semanas después, fue segundo en la quizás mejor Vuelta a España que se recuerda. El maillot rojo que finalmente se llevó justamente Contador, perteneció al murciano varios días. Sin embargo, en esa Vuelta no se le pudo achacar ningún despiste. El espectáculo que esos días dieron Valverde, Purito y Contador será digno de recordar durante mucho tiempo. Días después se celebró el Campeonato del Mundo en Valkenburg, Holanda. Todo el mundo sabía que Bélgica y especialmente Gilbert atacarían en el Cauberg. También España, que tenía a Freire como jefe de filas. Valverde, encargado de velar por la posición del cántabro, estaba bien posicionado, pero los segundos que dudó en si esperar a Freire o engancharse a la rueda de Gilbert, acabaron con el sueño español de medalla.

Con todo, Valverde fue tercero. Otra medalla para casa, pero lo que más se recuerda ese día fue el enfado dentro la delegación española. Freire decía que podía ganar; Valverde le esperó, hasta que no pudo más. De no esperarle, podría haber batido a Gilbert. Otra oportunidad perdida.

El año siguiente el murciano fue tercero en la Vuelta ganada por Horner, pero lo que principalmente viene a la cabeza en ese año es el Mundial de Florencia. La situación de España era perfecta: Valverde y Joaquim Rodríguez marchaban junto a Rui Costa y Vincenzo Nibali. Cuatro aspirantes para tres medallas. Parecía que un doblete como el de 1995 con Olano e Indurain era  posible. Purito atacó y se fue sólo. Valverde dejaba hacer, al igual que un calculador Rui Costa, amigo y compañero del murciano en las filas de Movistar aquel año. Valverde tenía que hacer de tapón y sólo pareció preocuparse de controlar la rueda de Nibali, no así la de Costa que demarró y se fue sólo, alcanzó a Purito en los últimos metros y le ganó al sprint. Valverde volvió a ser tercero. Dos medallas para España que supieron a fracaso. Mucho se ha dicho de aquella tarde. ¿Se despistó?, ¿no quiso ayudara a Purito?, ¿se confió? El murciano recibió muchas críticas, las lágrimas de Joaquim Rodríguez en el pódium eran reflejo de la impotencia de saberte ganador y que por un error, no lo eres. Fue una mala gestión del equipo español. Valverde declaró que estaba fundido, que no podía más… Que cada uno piense lo que crea, pero ese día España desperdició una ocasión única.

En 2014, hay que destacar otra Flecha Valona y otro tercer puesto en la Vuelta a España. En el Mundial, de nuevo estando entre los favoritos y quizás por no arrancar a tiempo, supuso que el oro de Ponferrada se esfumase. Otra oportunidad no aprovechada.

2015 fue el año en que vimos llorar a un Valverde emocionado cuando hizo pódium en el Tour de Francia. Tantas victorias, tantos años y tantas críticas. Acabar tercero en París fue casi como una victoria. También conquistó otra Flecha Valona y su tercera Lieja. Ahí es nada. El año pasado fue el año de su debut en el Giro de Italia y acabó tercero con etapa incluida. Además de otra Flecha Valona y hacer Tour y Vuelta, dejándose ver en las dos carreras hasta que tanto esfuerzo le pasó factura y se acabó desinflando.

¿Somos justos con Valverde?

En otro país, un ciclista de sus características y palmarés estaría más considerado. Y no es que aquí no lo esté, es uno de los ciclistas, si no el que más, con mayor clase y talento; pero quizás esos “despistes” o malos días nublan una carrera y trayectoria excelsa. Sólo queda que dado que la edad no parece ser obstáculo, (y que siga así) el de Movistar firme una gran temporada, pase de las 100 victorias y ojalá consiga ese oro en un Mundial que todos esperamos.

Alejandro Valverde, el bala, suma y sigue…

SERGIO ANDRÉS.

One Response
  1. El talento de Valverde es innegable. Valverde es uno de los ciclistas genéticamente más dotados para todo el conjunto del calendario de carreras que en su momento histórico de vida deportiva se disputan, sin contar por supuesto las clásicas pedrusqueras en las que apenas (o nunca, no lo recuerdo con exactitud) ha aparecido. Lo cual no quiere decir que no esté capacitado para ellas, sino que sólamente no las ha disputado. El talento de Valverde, insistimos, referido a todo el conjunto del calendario internacional que en su vida deportiva existe, sólo podría ser superado en España por Miguel Induráin. Y aún así habría ciertos matices que habría que entrar a discutir muy minuciosamente. Porque tanto el navarro como el murciano centraron la base de sus calendarios en las grandes rondas por etapas, estando muy capacitados, ambos, para haber hecho un gran papel en las clásicas. No en vano, mediada la década de las ochenta, José Miguel Echávarri apostaba más por un Induráin clasicómano que vueltómano. Luego los triunfos en Niza y Criterium Internacional variaron la forma de ver a Induráin por parte de Echávarri.

    Al grano. Valverde puede ser sin duda alguna, el segundo mejor ciclista de la historia del ciclismo español. Otra cosa es que ese talento natural haya sido o no aprovechado debidamente para obtener un palmarés adecuado a esas condiciones naturales. En mi modesta opinión, ese talento daba lugar a un mucho mayor palmarés. Y de esa discordancia hay varios responsables. En primer lugar el propio Valverde. Y luego, el conjunto de asesores deportivos de los que el propio Valverde se ha rodeado.

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