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Arredondo, la victoria más merecida

Llevaba días intentando ganar Julián Arredondo (Trek) en lo que va de Giro. Primero lo intentó en Viggiano, en un final en el que se pegó a rueda de Joaquím Rodríguez (Kathusa) para ser superado en el último golpe de riñón por un supersónico Diego Ulissi (Lampre). Volvió a la carga en Montecopiolo, con un ataque en el Carpegna que se ahogó a pocos kilómetros de meta, y en Montecampione, con un demarraje a destiempo que tan sólo sirvió para mostrarse delante de las cámaras de televisión.

A partir de entonces, se había centrado en defender la “maglia azzurra” de líder de la montaña, pero seguía teniendo la victoria entre ceja y ceja. En ese sentido, la decimoctava, con final en el refugio de Panarotta, se presentaba como la última posibilidad para que los “cazaetapas” en buen estado de forma obtuviesen un botín importante. La cronoescalada al Monte Grappa será, sin ninguna duda, una batalla para los que luchan por general, al igual que el temible monte Zoncolan.

El colombiano, igual de ambicioso que todos los días montaña del presente Giro de Italia, comenzaría la jornada en cabeza. De este modo, la escapada se formaría durante la ascensión al Passo San Pellegrino, con nombres importantes como Dario Cataldo (Sky), Tim Wellens (Lotto-Belisol), Thomas De Gendt (Omega Pharma-QuickStep) o Franco Pellizotti (Androni Giocattoli). Al grupo de cabeza se uniría, a pocos kilómetros de la cima, un renacido Basso (Cannondale), que ha pasado totalmente desapercibido y a quien el Passo San Pellegrino le habrá traído buenos recuerdos.

Durante el Giro de Italia de 2006 la cima dolomítica albergó el final de una etapa en la que Ivan Basso demostró ser el más fuerte de la carrera. Desde entonces, han pasado 8 años y la edad no perdona. El de Cassano Magnano ya no está para luchar por la clasificación general, pero quería resarcirse de un Giro gris con una victoria.

Por detrás, los hombres de Movistar lideraban el pelotón sin preocuparse en ningún momento por la situación de carrera. Los kilómetros iban pasando y, tan sólo, la lucha por los puntos de la montaña entre Dario Cataldo y Julián Arredondo, ponía un punto de interés a la carrera. Como era sabido, todo se iba a resolver en los 16 kilómetros finales de ascensión. En las primeras rampas del coloso, el grupo cabecero se rompió con el ataque de un hiperactivo De Gendt en las últimas dos jornadas. Mientras tanto, en el pelotón Ag2r marcaba el ritmo y amenazaba con un ataque que después no llegaría.

El intento del belga de Omega Pharma-Quick Step moriría a falta de 9 kilómetros de meta, en gran medida gracias a la agresividad con la que afrontaron los colombianos Arredondo y Fabio Duarte (Colombia) el puerto. A base de ataques y contraataques fueron reventando a sus rivales uno tras otro. Primero Basso, después Cataldo. A Pellizotti, que llegó a tener unos metros de ventaja, le neutralizaron y dejaron cómo y cuando quisieron. De Gendt también pagaba el esfuerzo realizado y, tan sólo, un inspirado Deignan (Sky) era capaz de seguir la estela de los colombianos, de lejos.

Sin embargo, Arredondo no quería jugarse la victoria al sprint y, viendo que aquello era una lucha entre colombianos, volvería a acelerar el ritmo para quedarse solo en cabeza. Los últimos kilómetros de etapa los realizaría de esa manera, en un tira y afloja con su compatriota Duarte que, a decir verdad, nunca dio la impresión de cazar al hombre más fuerte del día.

Por detrás, en la lucha por la general, la apatía se apoderaba de los favoritos. Como casi todos los días, tendría que ser Pierre Rolland (Europcar) quien desatase las hostilidades. A su rueda saldrían unos y otros, todos los hombres importantes salvo Cadel Evans (BMC), que en franca decadencia terminaría perdiendo más de un minuto con respecto a sus rivales por el podio. El líder Quintana resolvería la jornada sin demasiadas complicaciones con la vista puesta en la decisiva cronoescalada del Monte Grappa:

“La etapa de hoy era cosa de controlar bien y, como todo el mundo ha visto, el equipo ha trabajado fantástico y me ha dado mucha tranquilidad. Hemos controlado perfectamente las distancias con la fuga para que no se fuesen mucho y después ha sido una subida tranquila, menos dura de los que nos esperábamos, aunque hubo bastantes ataques, sobre todo por parte de Rolland. Yo he controlado lo que me correspondía y he dejado a los otros que se preocupasen de lo que les interesaba a ellos. El Giro no ha terminado. Quedan etapas muy duras y hasta no cruzar la última raya en Trieste, no estará decidido. Los problemas físicos ya han pasado y creo que mañana puedo hacer una buena crono y defender la maglia rosa sin perder tiempo, que es lo importante. Es una contrarreloj que me agrada. Tiene un desnivel bastante alto y se adapta a mis condiciones. No sé si me va mejor a mí o a Urán, porque también hay un tramo de llano, pero yo estoy en un gran momento. Pero no sólo Rigoberto, gente como Pozzovivo o Rolland también estarán disputando el triunfo mañana”.

Pedro Ceinos

18ª etapa del Giro de Italia

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