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Cadel Evans, el adiós a un todo un titán

Última carrera del mítico australiano, primero en conseguir la proeza de ganar en París todo un Tour de Francia. Además, de qué manera, con una exhibición de hambre en los Alpes por parte de todos los grandes corredores. Una edición que será recordada, además, por ese momento en el que el líder del BMC hizo click. Aquel momento clave en el que su vida cambiaría para siempre, donde su caballo se escapaba a lomos de una bicicleta Trek que pilotaba Andy Schleck y que adelantaba al aussie en cinco minutos. 

Fue en aquel momento cerca de pasar el Lautaret cuando Evans decidió ser ganador de Tour y nunca más un segundón. Con un ritmo sostenido, sin fisuras, fue recortando los segundos a decenas hasta recuperar el timón del Tour. De paso se eliminó algún que otro incómodo rival y se confirmó como el hombre más fuerte de la carrera. Así fue, nadie fue capaz de arrebatarle camino de Alpe d’Huez la gloria, pese a que lo intentaron con todas sus fuerzas en la otra cara de la montaña que le alzó a los cielos.

Hubo un momento en el que se susurró la tragedia, el desfallecimiento, cuando el líder espiritual (el amarillo lo portaba el feliz Voeckler) del Tour decidió no seguir las ruedas de Andy Schleck y un enrabietado Contador. Parecía que por fuerza no era, que la táctica era agruparse y jugar a ganador en el falso llano, de nuevo, del Lautaret. Entre esas dos escenas venció el Tour, por pensar, por jugar a ganar y utilizar realmente todas sus armas (al menos, las más eficientes en cada momento) en la hora de la verdad.

No se puede decir que fuese un mal día su Campeonato del Mundo, justo cuando se dio cuenta de que vencer era esa línea entre el reconocimiento y la crítica, entre el ser considerado un corredor más o hacer historia. Así afrontó también el Giro de Italia de 2010. Tras año renegando de él, enfadado con Lotto por sus continuas pretensiones de hacérselo correr, marchó a BMC, convirtiéndose en el hombre franquicia. No ganó, ni siquiera estuvo cerca, pero ofreció una imagen muy digna, siendo el segundo hombre más fuerte en el Zoncolan y el más ofensivo, sin duda, en la mítica etapa del sterrato, entrando ganador en meta con la cara y su maillot arco iris completamente embarrado y ofreciendo una de esas imágenes de épica tan añoradas.

Tiempo después, con un plantel más modesto, se colocó tercero en la única grande que le quedaba por copar. En la Vuelta un inoportuno pinchazo en la etapa reina le dejó sin opciones en la general. En lugar de dejar ser atendido por el coche neutro, esperó al suyo propio, que, como era de esperar, tardó un minuto en reparar su avería. Con dicho tiempo coronó Sierra Nevada, tras una persecución preciosa de poder a poder con los gallos. De nuevo una decisión, no las fuerzas, decidió su victoria o derrota. En aquel caso salió cruz, pero su historia será valorada cada vez más con el tiempo. Un ciclista único y con un carácter especial, metódico hasta el extremo y capaz de superarse y reinventarse.

One Response
  1. Titán? amos hombre, chuparruedas profesional fué bueno hasta que fué detenido el chófer de su equipo por posesión de algo pa sentirse mas joven por las mañanas ¿? 🙁 y punto de inflexión a partir de lo cualo … miau, como medio BMC de la época, Gilbert inclusive. Pudo haber fichado por el euscartel de euscadiz pero no lo permitía la philosophia,..ji ji ji

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