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Las aguas de Calatayud. Cicloturismo por los valles del Jalón y el Jiloca.

Las tierras de Calatayud fueron habitadas desde tiempo inmemorial y las civilizaciones pasadas nos han dejado rastro de su presencia. Así, los bilbilitanos (habitantes de Calatayud) deben su nombre al asentamiento romano de Bílbilis, ciudad donde el Jiloca ya ha confluido con el Mesa. Sin embargo, los topónimos de la zona nos hablan de una fuerte presencia musulmana que aun se puede observar en diversos monumentos y curiosamente, balnearios. 

Así que nos disponemos a conocer una ruta exigente y diferente donde los valles profundos contrastaran con montes pardos y grises, a veces tachonados de pinares. Salimos de Calatayud, la principal ciudad de la zona, dirección oeste por la antigua N-II, que apenas tiene tráfico y ha quedado para los cicloturistas de la zona como un pequeño oasis bien asfaltado por donde transitar. La carretera remonta el Jiloca primero, y tras pasar por la localidad de Terrer afronta un primer repecho antes de descender a Ateca. Subiremos ahora por el valle del río Jalón, con viñedos y grandes extensiones de frutales a nuestra izquierda, con la ribera del río no muy lejos de nosotros. La carretera siempre pica para arriba, con repechos que realmente se agarran. Al llegar a Alhama de Aragón, con 25 kms recorridos, ya tendremos más de 200 metros de desnivel acumulado. En esta localidad, de nombre romano Aquae Bilbilitanorum (Aguas de Calatayud) podemos disfrutar de uno de esos balnearios que antes decíamos.  Veremos las moles de Peña Cortada caer a pico sobre el pueblo, y seguiremos por la antigua N-II antes de coger una via de servicio de la misma dirección Cetina.

 

Foto de www.ibdes.com
Alhama de Aragón Foto de www.ibdes.com

 

Estamos en el kilómetro 35 y cambia el panorama. Dejamos la vereda del río y nos metemos entre montañas. Nos aguarda la subida al Alto de Cetina, una subida de no grandes rampas pero de cierta longitud. Son 6500 metros de ascensión. El paisaje ha cambiado y ahora nos acompañan campos cerealísticos antes de descender a la localidad termal de Jaraba. La vega del río Mesa nos refrescará antes de cruzarlo y comenzar la segunda dificultad consecutiva. La subida al Alto de Campillo esconde descansillos con rampas fuertes, por encima del 10%. Una vez coronado no escontraremos en un paisaje mesetario, con una gran altiplanicie. Pasado el pueblo del mismo nombre coronamos un último repecho para entrar en la zona más divertida del día. Son 15 kms que enlazan descensos y falsos llanos descendentes, plagados de curvas de herradura no muy cerradas pero que nos harán disfrutar. El paso por el Monasterio de Piedra, donde el Río Mesa forma una muy características cascadas nos entretendrá mientras buscamos Nuévalos. Aquí, sobre las aguas del Pantano de la Tranquera, cambiaremos de carretera para ascender el Alto de Munébrega. La subida tampoco entraña grandes dificultades, salvo porque es la tercera consecutiva, y ya llevamos 80 kms en las piernas. Tras esta, descenderemos camino de Calatayud con un par de repechos que nos terminarán de machacar las piernas antes de llegar a nuestra meta.

 

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