EL TRAZADO. Guillén y su equipo han seguido apostando por los finales de etapa en “muritos”. Hace cinco años su novedad tuvo efectos beneficiosos en lo referido a incrementos de las audiencias. Actualmente la saturación del modelo poco a poco va produciendo desgaste. Los equipos con uphill finishers en sus filas bloquean la carrera de la misma manera a como los equipos de sprinters lo hacen en las etapas llanas con final tradicional.
Pero lo peor no es esto. Lo peor es la perseverancia en querer rematar etapas de montaña en finales con rampas imposibles. Demostrado está que en estas jornadas la mayoría de las veces la lucha entre los favoritos queda reducida a los últimos kilómetros. No sucede nada en los puertos de paso y las rampas finales, precisamente por sus descomunales porcentajes, no son propicias para que se establezcan muchas diferencias. De ahí el resultado del podio final de Madrid con unas diferencias muy exiguas. Por otra parte, la reducción de kilómetros de lucha contra el crono y la ubicación de esta etapa, propicia que los escaladores no se vean obligados a lanzar ataques desde lejos de meta para compensar esas posibles desventajas.
Este modelo de trazado necesita alguna revisión. Las posibilidades son infinitas. Cada aficionado tiene la suya propia. Finalmente la etapa más emocionante ha resultado una que no incluía porcentajes desorbitados en sus rampas. Un encadenado montañoso típico, histórico, tradicional. Cualquier cosa que propicie batalla y no bloquee la carrera. Aunque está claro que la espectacularidad de una etapa no reside solamente en su trazado sino sobre todo en la actitud de los ciclistas… y de sus directores deportivos. La responsabilidad por tanto no es exclusiva de Guillén.
EL CICLISMO COMO DEPORTE DE EQUIPO. Aunque la contabilización de tiempos es individual, la reciente Vuelta a España ha vuelto a demostrar que el ciclismo es deporte de equipo. En la salida de Puerto Banús tres eran los bloques que sobresalían del resto: Astaná, Movistar y Sky. Astaná sufrió en la segunda etapa un duro revés por el abandono por caída de Tiralongo y la justa expulsión de Nibali. En la etapa de Andorra a pesar de todo se reveló como el bloque más potente en montaña, pese a las dudas que generó el comportamiento de Mikel Landa. Pocas dudas ofreció el alavés de su compromiso con el equipo en la etapa de Cercedilla. De su compromiso y de sus cualidades ciclistas. En esa jornada Astaná se presentó como un magnífico bloque luchando por un único objetivo. De Aru hablaremos más adelante.
Sky perdió en Andorra a un Chris Froome que se supo ganar ese día el cariño de los aficionados. Nieve lo hizo muy bien hasta que la tercera semana ha mostrado sus limitaciones para triunfar en una carrera de tres semanas. La dupla de Movistar ha mostrado no haberse recuperado del todo del pasado Tour. Si a esto unimos sus cada vez menos escondidas tácticas conservadoras… Muchos equipos se darían con un canto en los dientes por lo conseguido por Movistar durante esta Vuelta. Pero es que Movistar la temporada pasada fue el mejor equipo del mundo. Movistar tiene capacidad para hacer mucho más de lo que ha hecho en esta reciente Vuelta. La mayoría de la afición no sabe a qué ha jugado durante la Vuelta a España. Y en el Tour sucedió otro tanto… Quintana ha sufrido durante esta temporada un estancamiento. Quizás no físico. Las tácticas tan conservadoras dispuestas desde el coche de su equipo le han restado brillantez.
¿Qué decir de Giant Alpecin? Que no esperarían tener que defender un liderato a las puertas de Madrid, y lo terminaron pagando. Sus objetivos más probables en la salida serían la contra reloj de Burgos con Dumoulin y los finales de algunas etapas con Degenkolb. Tenían un equipo muy inferior a Astaná para una gran vuelta y al final no hubo sorpresas.
De Katusha comentar la incapacidad de Joaquim Rodríguez para hacer un ataque desde lejos para compensar su previsible y real limitación en la lucha contra el cronómetro. Todo ello a pesar del buen hacer a su lado de Dani Moreno.
TOM DUMOULIN. El holandés ha podido parecer un vueltómano y puede que en el futuro lo acabe siendo. Su destreza contra el crono era ya conocida. Pero cuidado. Puede parecer que ha aguantado bien las etapas de montaña. Sí y no. La triste y cruel realidad es que apenas se le ha atacado. En las etapas de montaña reguló muy bien y apenas perdió tiempo. Pero insistimos en que en los puertos de paso no hubo ataques intensos para ponerle en apuros. Por eso habrá que esperar para saber si estamos o no ante un vueltómano. Además, la creciente reducción en las grandes rondas de kilómetros contra el crono también es un factor en su contra.
FABIO ARU. Merecido vencedor de la Vuelta. Por dos razones. Por disponer a su lado del equipo más fuerte. La otra: por ser él el ciclista más fuerte. Sin ser ni mucho menos su especialidad, la contrarreloj de Burgos le situó cerca del la victoria final en Madrid. De los escaladores sólo le superó Quintana, pero el colombiano ya iba muy retrasado en la general. Fabio Aru ha vuelto a demostrar que es junto a su rival natural por edad, el propio Nairo Quintana, el escalador con más futuro del ciclismo actual. Ha ganado su primera ronda grande y de seguir esta progresión no será la última. Como principal pega que le pondríamos al sardo es el cómo ha conseguido su triunfo. En un trazado tan montañoso como el de esta Vuelta, ha tenido que esperar a la penúltima jornada para desnivelar la balanza a su favor. Es decir. También ha pecado de conservadurismo y ha desperdiciado infinidad de momentos donde debía haber puesto a Dumoulin en aprietos.
CONCLUSIÓN. La Vuelta ha tenido un emocionante y brillante final. Quizás era lo que buscase Guillén para mantener el interés de la afición y asegurarse audiencias. Pero este glorioso final no nos debe hacer olvidar la cantidad de tardes aburridísimas que hemos tenido frente al televisor. Toca revisar el modelo. Tiempo hay para ello.
