COPPI O BARTALI: KILÓMETROS DE LUCHA CRONOMETRADA EN GRANDES VUELTAS

Nada más conocerse los recorridos de las grandes rondas de tres semanas comienzan los debates acerca de esos trazados. En estos últimos años, la parte que está adquiriendo más protagonismo en este debate es la proporcionalidad de la cantidad de kilómetros de lucha individual cronometrada con respecto a las etapas consideradas de montaña. En “Desde la Cuneta” continuamos con el debate y os proponemos que participéis con comentarios en nuestras redes sociales y votando al final en nuestra encuesta.


EN EL CICLISMO ACTUAL, MÁS KILÓMETROS CRONOMETRADOS SERIAN PERJUDICIALES

Repasar la historia de los recorridos es una actividad curiosa, te ayuda a contemplar cómo ha cambiado nuestro deporte a lo largo de los años. Y si hablamos del Tour, la carrera referencia, el hecho es aún más notable.

Muchas etapas llanas, montaña que en la actualidad sería considerada como pobre y a partir de los ochenta bastante crono, hasta entrar en la presente década ese era el panorama al que se enfrentaban los corredores que trataban de ganarla, los escaladores estaban condenados a actuaciones épicas. Sin embargo, el vuelco en los últimos años ha sido total, creciendo sobre manera las etapas montañosas. Y sin embargo, los ganadores en general siguen destacando contra el crono, o al menos se defienden (hablamos de Wiggins, Froome, Contador, Evans,…).

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La explicación a esta supuesta contradicción es la homogenización del pelotón, hace tiempo las diferencias entre los corredores principales y el resto era escandalosa, lo que hacía que en cualquier etapa de montaña, por mal tirada que estuviese, los favoritos se quedasen solos a las primeras de cambio, teniendo que enfrentarse en primera persona entre ellos a distancias considerables. En la actualidad, los gregarios tienen tal nivel, que pueden aguantar mucho más lejos, protegiendo a los líderes que pudieran verse más comprometidos, los que no se defienden en la montaña con tanta soltura.

Ello conlleva que, actualmente, las diferencias obtenidas en las cronos sean más diferenciales, y tengan más importancia, el último año puede servir de referencia. En el Tour la montaña apenas separo a los favoritos entre sí (salvando el caos del Ventoux, solo hubo diferencias menores en Luchon y Emmoson), mientras las cronos, consideradas cortas le dieron a Froome una diferencia bastante consistente. Mientras tanto, en la Vuelta, vimos la épica jornada de Formigal, con batalla a más de 100 kilómetros, un día que entrará en la historia. Pues bien, en menos de 40 kilómetros contra el reloj, Froome le comió a Quintana prácticamente toda la ventaja que había conseguido en esa gloriosa etapa.

09-09-2016 Vuelta A Espana; Tappa 19 Xabia - Calp; 2016, Team Sky; Froome, Christopher; Calp;

El perfil actual de los corredores desaconseja volver a aquellas ediciones con centenares de kilómetros contrarreloj, la necesidad de atacar siempre comentada para recuperar el tiempo perdido no sería suficiente, pese a la aparición reciente de corredores jóvenes bastante valientes, el control en las etapas montañosas seguirá siendo muy alto.

Está claro que es de agradecer que un campeón sea un corredor completo, que se defienda en todos los terrenos, eso nunca se ha perdido, pero la relación actual entre kilómetros contra el crono y de montaña ha cambiado, el ciclismo ha cambiado, los avances tecnológicos y físicos han llegado para quedarse y es preciso que lo entendamos y tratemos de ajustarnos todos, los ciclistas, los organizadores y los aficionados. Se puede seguir disfrutando del ciclismo, puede seguir siendo épico, pero no tratando de volver al pasado, porque retroceder es imposible, las soluciones deben partir desde el escenario actual, ampliando el conocimiento y exprimiendo sus posibilidades.

DANIEL MATEOS


POR UNA MAYOR CANTIDAD DE KILÓMETROS CRONOMETRADOS

Recuerdo la década de los ochenta. Ciclistas españoles entrevistados en los días previos al comienzo del Tour de Francia hacían sus cábalas acerca de la cantidad de minutos perdidos en la general que consideraban asumibles en la primera semana del Tour. Esa odiada, por los ciclistas hispanos de entonces, primera semana del Tour constaba de un prólogo, constaba de etapas disputadas por carreteras estrechas, habitualmente en el Norte de Francia, con un tiempo fresco y a menudo lluvioso, proclive a caídas; constaba de tramos de pavé por esas carreteras norteñas, constaba de una larga contra reloj por equipos, constaba de etapas resueltas al sprint y en las que se producían cortes en el pelotón por caídas que acarreaban diferencias; y constaba de una larguísima cronometrada individual (recuerdo una en 1.985 de hasta 75 kilómetros en Estrasburgo).

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Pese a ese decorado los ciclistas españoles de entonces, y por extensión los escaladores participantes, no veían óbice alguno. Fiaban todo a sus fuerzas en las etapas de montaña. Si las fuerzas, si el entrenamiento había sido correcto, si no estaban enfermos y el momento de forma era óptimo, se veían capacitados de sobra para superar la ventaja perdida en esa primera semana y sobre todo en esa contrarreloj individual. Veían terreno suficiente en la montaña para revertir esa probable diferencia en contra.

Pero claro. En esas entrevistas previas ya manifestaban su disposición a presentar batalla desde la primera etapa de montaña. Otra cosa es que las fuerzas les acompañasen en el momento de la verdad. Pero la disposición, al menos cara al exterior, ahí estaba.

En el ciclismo actual los escaladores dejan pasar un puerto tras otro sin apenas intentarlo y lo fían todo a la resolución en los kilómetros finales, ofreciéndonos etapas muy aburridas. Sin apenas kilómetros cronometrados, las diferencias entre los favoritos son más escasas que en las rondas de hace tiempo y no suelen estar obligados a remontar grandes diferencias en la general. Tienden a fiarlo todo a que en la última ascensión se resuelva la carrera a favor de sus intereses…y a los aficionados nos hacen esperar y esperar y esperar a que se produzca un ataque con enjundia.

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Proponemos  más kilómetros cronometrados en las rondas de tres semanas. Que los escaladores estén obligados a atacar de lejos. Que esos ataques lejanos puedan producir desfondamientos imprevistos y con ellos aflore la emoción. No estoy hablando exclusivamente del ciclismo de hace tres décadas. El Giro 2.016 nos ha ofrecido excelentes momentos de ciclismo.

Por supuesto, que los organizadores colaboren y ofrezcan etapas proclives a esos ataques lejanos. Unos trazados que muestren al ciclista más fuerte y que no lo encubran hasta el final.

@ranbarren


¿Deberían poner más kilómetros contra el crono en las grandes?

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