Es una posibilidad que, según anuncia Nueva España, está encima de la mesa. Así lo reconoce al diario Javier Guillén, director general de la Vuelta. La ronda española lo podría abordar a través de un sistema de división de los corredores en diferentes mangas para evitar esperas excesivas en la cima del puerto riosano para los corredores que afrontasen esta cronoescalada en primer lugar.
Una organización compleja de una etapa soñada por muchos aficionados y temida por todos los ciclistas. Sería un día histórico, un hito en el ciclismo a nivel mundial, aunque a cambio tiene unas complicaciones de gran envergadura.
Además del problema de la evacuación, la previsión de público sería incluso mayor que una etapa en línea. El reclamo de la cronoescalada y poder ver a los corredores de forma individual es un atractivo que multiplicaría la asistencia a pie de cuneta para presenciar la contrarreloj.
En caso de adelantamiento de ciclistas, sería complicado el mismo hecho entre coches. Sí se reducirían los casos de empujones, dado que en una disciplina individual los corredores quedan más expuestos al ojo de los jueces. Al menos en teoría.
Las diferencias en la clasificación deberían ser muy amplias dada la dureza de la ascensión, aunque la clave del desarrollo de la misma bien podría ser la primera parte de la subida, la que entraña menos dificultad. Abusar de las energías en esa primera parte puede lastrar una subida final de seis kilómetros con porcentajes extraordinarios en la que todos los corredores darían el máximo de sí mismos.
Ph: Pedro M. Labrada
