El inicio de la temporada está siendo muy bueno para BMC. Es un superequipo, con un presupuesto millonario y una de las mejores plantillas del momento. El problema viene a la hora de valorar los resultados, donde no siempre salen bien parados los ciclistas y los dirigentes del conjunto suizo. El proyecto está claro: muchos corredores de entre los mejores del mundo en cada especialidad. La única faceta por cubrir sería el sprint, aunque tienen a Hushovd como gran exponente, si bien los mejores momentos del noruego ya pasaron.
En cuanto a escaladores, la nómina está bien cubierta, añadiendo los fichajes de Velits y Duarte, que incrementan la valía de este aspecto. Los contendientes en las grandes rondas como Evans o Van Garderen también ven aumentadas sus posiciones, con equipos mucho más completos a su alrededor. La última incorporación de Samuel Sánchez aumenta las opciones de éxito en las rondas de tres semanas.
En lo que no es necesaria ninguna mejora es en contrarreloj. BMC tiene un abanico amplio de rodadores con una amplia calidad en la especialidad del reloj. El mismo Phinney, ganador de la primera etapa del Tour de Dubai, es un claro exponente del potencial en el llano de BMC. Lástima que un velocista top no pueda disfrutar del posible trabajo de estos compañeros, ya que no habría fuga que se resistiera.
La disciplina individual, la posición y el acople parecen una de las caras a no poder criticar del trabajo del equipo. No todo van a ser críticas, aunque sí es cierto que con la gran plantilla que cuentan, deberían saber traducirlo en más victorias y grandes actuaciones.
Redacción DLC
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