Tras una dantesca (e interesantísima) primera mitad de Tour, la clasificación general está copada por ciclistas que nadie pensaba que iban a estar tan arriba en la clasificación. Para comenzar por el propio Nibali, al que muy pocos se aventuraban a vaticinar como gran capo una vez estaban en carrera Contador y Froome, favoritos en ese orden para gran parte de los aficionados. Sin ellos en liza, todos los que queden en primeros puestos serán cuestionados, aunque figurarán en la historia con todos los honores.
En cambio, parecía impensable de inicio que alguno de ellos pudiese aspirar a algo más que un top-cinco. Gente como Mollema, Pinot, Van Garderen, Porte o Kwiatkowski aún tienen cosas que demostrar en grandes vueltas. Sin embargo, Valverde sí puede equipararse por categoría al podio del Tour. En una edición grande por la magnitud de la batalla podemos encontrarnos a estos corredores de media altura recordados en el palmarés a la altura de Chiapucci, Bugno o Zulle, entre muchos otros que nunca llegaron a ganar la carrera francesa, pero sí alcanzaron el segundo puesto. Con la contrarreloj larga por venir, de más de 50 kilómetros, no nos olvidemos, no sería de extrañar que Richie Porte ocupara uno de las plazas del cajón. Con los respetos a un gran ciclista, ¿es corredor para tal honor? Su mejor resultado hasta la fecha en tres semanas es el séptimo puesto en el Giro 2010.
El lugar de todos ellos debería ocupar entre el 5º y el 10º lugar, al menos mientras su presencia en estas carreras se reduzca al tan odioso puestometrismo. Por ello puede deslucir la victoria de Nibali, accidentes mediante. Algo muy injusto, puesto que en condiciones normales bien podría haber batido a Froome y Contador. Esa sombra le perseguirá pese a que con todo merecimiento deje su impronta de forma notoria como nuevo rey del Tour de Francia.
L.S.