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Valverde, la única realidad española

El seguimiento del ciclismo en España, en general de cualquier deporte, depende en gran medida de si hay o no algún aspirante representativo. Las épocas de Bahamontes, Delgado o Indurain masificaron durante un tiempo todo lo relacionado con el ciclismo. Contador ha sido el último de los ganchos, sin llegar a las cotas de los anteriores. Con la caída y abandono de este, todo el peso recae ahora sobre Valverde, de cuyas opciones a la victoria final dependerá que la segunda mitad del Tour sea un éxito en nuestro país. 

El murciano se erige ahora como el representante máximo de un ciclismo que tiene menos efectivos que otras veces. También están otros de su equipo como Jesús Herrada o Ion Izagirre, De la Cruz o Joaquín Rodríguez, pero ninguno de ellos con posibilidades reales de éxito en la general final.

Valverde es uno de los más claros candidatos al podio final. Por trayectoria debería ser el segundo tras Vincenzo Nibali, dada su gran experiencia en el Tour y en las grandes. El único problema es que dicho historial incluye a su vez un sinfín de infortunios que le han apartado del único podio realmente importante que le resta, el de París.

La crono del último sábado se convierte en su gran enemigo. Muchos de sus rivales pueden rendir un par de minutos mejor que él, estando en estos momentos muy parejos en la clasificación general. Está obligado a atacar para obtener diferencia. Esperando al fallo de los demás, tal vez llegue el suyo en el momento más inoportuno.

¿Y sobre ganar el Tour? De su boca no ha salido nada al respecto. Él mismo se ha autodescartado como aspirante al maillot amarillo. El podio ya le parece suficiente proeza como para arriesgar en demasía. Aún si Nibali pinchase y ofreciese de forma natural alguna posibilidad al de Movistar, podría suceder, pero en ningún caso se dará si el italiano mantiene ese nivel de superioridad.

Alejandro tiene toda la montaña por delante. Con no fallar y estar a su nivel real, tiene el podio al alcance de la mano. Si realmente tiene, como afirma, la forma de la Vuelta 2009, la única grande de su palmarés, tal vez debiera apostar a un gran éxito que le auparía a los altares del ciclismo. Como mucho aspira a mantener el estatus actual de “sí, pero…”. Un corredor de su clase no merece eso.

 L.S.

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