Septiembre. Año 2009. Cadel Evans afronta la etapa reina de la Vuelta con opciones de arrebatar el maillot de líder a Alejandro Valverde. Se inicia la subida a Monachil tras una ajetreada jornada, con constantes fugas. La clasificación está en un puño y ofrece un duelo a tres bandas de forma principal, con el murciano de oro y el australiano de Lotto y Robert Gesink como alternativas.
A cuatro kilómetros de la cima del puerto sólo quedaban seis en el grupo de los elegidos. Szmyd ponía un ritmo endiablado que había descolgado a Samuel Sánchez. El podio parecía descartar gente, pero nadie se podía imaginar el desenlace para un Evans que pincharía justo en la cima.
Aguantó pinchado hasta llegar al collado, pero el coche de su equipo, ante el fracaso del coche neutro, llegó un minuto tarde. Ese lapso le produjo un retraso que fue manteniendo a lo largo de la subida a Sierra Nevada, en solitario hasta que Samuel Sánchez le dio alcance a base de constancia y le dejó tirado. Ahí perdería comba de cara a la victoria final, pero el gran estado de forma del líder de Lotto le haría subir al podio final.
Enfadado, Cadel afirmó que nunca volvería a correr en España, jurando y perjurando que el incidente había sido causado por unas chinchetas lanzadas por aficionados. Mismo hecho tuvo lugar en el Tour de 2012, donde pincharía en el descenso del port de Lers. Entonces volvió a afirmar que fueron aficionados españoles. Volvió a afirmar que no correría más en España.
Lo ha cumplido parcialmente, ya que después de 2009 tomó la salida en la Challenge de Mallorca de 2012. Sí es cierto que desde entonces no pisa territorio español para competir y que fue durante un día únicamente.
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