14 de febrero, una fecha que sólo recuerda al adiós al Pirata, un enamorado del ciclismo y un corredor que producía amor en los aficionados, levantaba del asiento y enganchaba nuevos aficionados. Su muerte creó el mito y engrandeció todas esas batallas que ya en vida nos parecían inalcanzables para el resto de los mortales. Aquel 4 de junio cambió algo más que la clasificación.
Y es que Marco tenía muchas opciones de ganar, aunque la crono le ponía en duda ante un buen especialista como Tonkov. En Selva di Val Gardena hizo saltar por los aires a Zulle. En Alpe di Pampeago fue el ruso el que ganó la partida, pero la guerra se jugaría en Montecampione. Sólo le bastaría una arrancada. Eterna, eso sí.
Tonkov aguantó el envite, sabía que si se soltaba, el Giro se había acabado. Y lo hizo, no le quedó más remedio, ese día estaba señalado para Marco, para agrandar una leyenda a la que le faltaba un gran triunfo como ése.
Fue un retorno al trono de un gran escalador, algo que no sucedía desde hacía tiempo. Por ello llegó el ciclón Pantani al corazón de los enamorados, al ciclismo.
Ph: You Tube / RAI
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