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¿En qué ha cambiado el viejo Contador?

El escalador español vuelve a demostrar que es el mejor corredor en vueltas por etapas. Todo después de un año de travesía por un desierto que muchos presumían eterno. Esa ha sido la clave, la forma en la que la crítica le daba por muerto, un hecho contra el que se ha rebelado. 

La diferencia fundamental entre 2013 y 2014 radica en el invierno. En 2012, tras todos los problemas que acarreó su sanción, no descansó como debiera. La victoria en la Vuelta, lograda además de una forma espectacular, le supuso una serie de galardones que le causaron un estrés extra. Y el descanso es esencial.

Declarado por él, este mal año le ha supuesto muchas críticas de todos los ámbitos, lo que le minó. Ahora ha podido olvidarse, ha gozado de calma, de tranquilidad, de descanso. Froome, Quintana, Purito, Valverde… la temporada acabó con otros nombres en la boca de los aficionados. Esa distracción ha venido de perlas a sus piernas, que ahora han fermentado como la seda, volviendo a ser el Alberto de siempre.

En crono no daba buena sensaciones, aunque en las llanas aún tiene que recuperar sensaciones. En las quebradas ya ha mostrado su buen hacer histórico y actual. No termina de romper en montaña, aunque sí tiene esa chispa que marca la diferencia con sus rivales. Le falta un punto que tal vez guarde para el Tour.

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