Con el reciente anuncio de que en la Vuelta 2014 sí habrá bonificaciones, surge el eterno debate sobre su conveniencia y lo apropiado para combatir este ciclismo conservador y calculador que nos ha tocado vivir. Es por ello por lo que el estudio debe renovarse y ser más profundo, ya que el propio ciclista se está acostumbrando a combatirlas en su interés. Para favorecer al espectáculo habría que diseñar un modelo en el que las bonificaciones, irónicamente, sumen y no resten.