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Fabian Cancellara y las San Remo fantasmas

El suizo vuelve a ser segundo una vez más en Milán-San Remo. Tras ser el gran agitador de los últimos años y decidir en favor de unos o de otros el destino de la prueba, el corredor de Trek escogió otra táctica más conservadora para intentar su segundo entorchado en el primer Monumento del año. Sin éxito. Todo un número uno enfrascado en la segunda plaza, posición que ha ocupado más de lo que debiera. 

Una lástima, ya que ‘Espartaco’ hace todo lo posible para ganar, desde atacar en los momentos oportunos hasta sprintar con fuerza. Pero algunas veces el recorrido y otras los rivales se vuelven en su contra, dejando al gran corredor de Berna en el lugar que no merece.

Una lástima que la Vía Roma le dé la espalda. Recordada es la edición de 2011 en la que rompió la carrera en mil pedazos y acabó siendo aprovechado por Goss. O en 2012 con un ataque sostenido al que sólo pudieron responder Nibali y Gerrans, que volvió a dejarle de nuevo a las puertas. Tras su victoria de 2008, realizada de forma soberbia y por fuerza, incontestable, no ha vuelto a probar el honor del primer puesto en esta gran carrera.

Por lo general, cuando gana, lo hace a lo grande y dando una exhibición antológica, lo cual le hace y le hará muy recordado. Sin embargo, le falta ganar cuando no es tan brillante, sobre todo en materia de clásicas (las cronos son una historia diferente). Esa picardía no es propia de Fabian, que gusta de dar todo sobre la bicicleta y ser ‘honesto’, ganar a la cara, por fuerza, por clase. Pese a que cien veces se aprovechen de su espléndido trabajo, no dejará que eso le cambie. Y es de agradecer.

Así será recordado cuando se canse de injustos segundos puestos y cuelgue la bicicleta. Un perfil de corredor diferente, de los que hacen falta dentro del pelotón. Con sus grandes virtudes y sus pequeños defectos, como aquel ‘safety car’ que desplegó en el Tour 2010 y en el que estuvo poco afortunado. Dos días después no paró la carrera por la caída de sus rivales. También tuvo un desplante hacia su equipo en la Vuelta 2010, donde fue expulsado por Bjarne Riijs debido a una salida nocturna junto a Andy Schleck.

Sin embargo, no hay que tener demasiado en cuenta ese hecho. Él, defensor de otro ciclismo, también tiene derecho a equivocarse. Mucho nos da sobre el asfalto como para hacer que predomine lo externo a él.

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