El líder del Sky gana el Tour de Omán y pone la primera piedra en su camino hacia el Tour. Sigue los pasos de 2013, cuando comenzó su senda triunfal en la carrera de ASO. Una buena señal, aunque en esta ocasión la preparación será diferente y no quiere ganar tantas carreras antes del mes de julio, su único objetivo real.
Bien es cierto que esta demostración sucede en un escenario que no significa nada más que la anécdota de haber quedado por delante de otros grandes nombres a los que se enfrentará más adelante. Nibali quedó muy por detrás en sus prestaciones, pero no debe confiarse: la motivación empleada en este tipo de pruebas es mucho menor que en las grandes citas y no tiene precisamente unos rivales fáciles.
En cambio, los avisos dados a lo largo del año suelen ser señales inequívocas de que el estado de forma será bueno. Sky tiene muy bien controlados los picos de forma y que haya sido muy superior es un síntoma inmejorable. Además, muchos de los rivales que quedaron más cerca, no lo serán en Francia, ya que en principio no participarán en la ronda gala. Un golpe de efecto que mete el miedo en el cuerpo a los aspirantes a batirle.