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Sin descanso. Apenas. No habrá respiro en la tercera semana. Comienza con una etapa de 226 kms entre Lovere y Ponte di Legno con Presolana y Salven de salida, un primera y un segunda para hacer la fuga. Luego, para resolverla, la organización ha decidido imposibilitar el sprint de nuevo con dos puertos conocidos: Gavia y Mortirolo. Así que los líderes se jugarán gran parte de la carrera ( de nuevo) en una tremenda etapa donde los dos grandes puertos (16,5 kms al 8% el Gavia, 12,1 kms al 10,2% el Mortirolo) dejarán al desnudo cualquier debilidad, donde el tramo final hasta Ponte di Legno puede enterrar las opciones del más pintado, pues es siempre en ligera ascensión.
No hay paz para los malvados ni descanso para los ciclistas en la siguiente jornada. Media montaña con final en alto en Anterselva, donde las diferencias pueden no ser grandes pero el final hará daño, pues son 3 kms al 8%.
Eso sí, preceden a una etapa sin final en alto ni dureza intermedia, una etapa para los sprinters que hayan superado tanto puerto junto. Serán 220 kms con final en Santa María de Sala, que preceden a la traca final.
Dos finales en alto quedan todavía. El primer largo y tendido en San Martino de Castrozza (13,6 kms al 5,6%) pero ojo al esfuerzo hecho que puede pasar factura en la última jornada exigente.
Final en Monte Avena con los cocos Cima Campo( 17 kms al 6,1%) y Manghen (19 kms al 7,6%, 5 kms finales al 10%) casi de salida y luego un terreno complicado, subiendo la cara suave del Passo Rolle (20 km al 4,7, aunque con un tramo final más duro) y el Monte Avena, donde la organización ha buscado un final más exigente para sus 13,5 kms al 6,3%. En cualquier caso una etapa donde la falta de fuerzas puede ser fundamental para acumular o no grandes perdidas antes de la etapa final.
Será en Verona. Será una contrarreloj. Serán tan solo 16 kms pero con una subida, la de Torricelle, que deparará diferencias. Ojo a los más fuertes, que pueden ganar tiempo. O perderlo. Nada estará decidido en el Giro hasta el final.
