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HISTORIAS DE AMOR Y DESAMOR EN LA DECANA

La mayoría de los ciclistas a lo largo de su trayectoria deportiva sienten predilección por una u otra carrera, en algunos casos es tal la afinidad entre algunos corredores y determinadas carreras que podría tratarse perfectamente de una historia de amor. A veces ese amor no es correspondido y ese anhelado triunfo se resiste, como por ejemplo ese merecido pero hasta ahora inexistente arco iris para el murciano Alejandro Valverde o remontándonos más lejos en el tiempo aquel Tour de Francia que nunca llegó para el carismático Raymond Poulidor. Sin embargo en el lado contrario también encontramos infinidad de casos donde el idilio del corredor con esa prueba se hace patente, vamos a dar un repaso por algunos corredores que en décadas recientes tuvieron con las carreras de las Ardenas y en especial, ahora que la tenemos a la vista, con la Lieja-Bastoña-Lieja esa historia de amor, pero también de desencuentro.

Uno de esos ejemplos es el del ciclista italiano Moreno Argentin con sus cuatro triunfos en la Lieja-Bastoña-Lieja. Las Ardenas fueron de su dominio entre la mitad de la década de los ochenta y principios de los noventa. Además de sus victorias en la Decana, Argentin también venció en tres ediciones de la Flecha Valona en los años noventa, siendo su último triunfo en 1994. Su relación victoriosa con la Lieja comenzó en el año 1985, aunque en años anteriores ya había participado en la misma. En aquel año 85 el ciclista veneciano no aparecía en la primera línea de favoritos al triunfo, no obstante no era ni mucho menos un desconocido. En esa primera línea figuraba el vencedor del año anterior, Sean Kelly, el cual no tuvo un buen inicio de temporada, los franceses Hinault y Fignon, el belga entonces Campeón del Mundo Claude Criquelion o el batallador australiano Phil Anderson. El corredor en aquel entonces del Sammontana no tuvo piedad en la línea de meta con Criquelion y Stephen Roche que fueron sus compañeros de escapada en aquella jornada. La temporada siguiente el resultado fue idéntico para el italiano que volvía a imponerse a un cuarteto en el que también viajaba Claude Criquelion, junto con Adri Van der Poel y el noruego Pedersen. Precisamente el malogrado ciclista belga fue una de las victimas preferidas de Argentin, que conseguía por delante de Roche y del propio corredor del Hitachi, su tercera Lieja-Bastoña-Lieja en esta ocasión además con el maillot arco iris de Campeón del Mundo conseguido la anterior temporada. Su última aparición victoriosa en la Decana de las clásicas fue ya en la temporada 1991 año en que también venció en la Flecha Valona vistiendo el maillot del conjunto Ariostea. Como no podía ser de otra manera, Claude Criquelion fue segundo aquel día, convirtiéndose Argentin en una auténtica bestia negra para el corredor de Lessines que nunca llegó a conquistar su anhelada Lieja-Bastoña-Lieja, la carrera de casa. El desamor por la Lieja de Criquelion coincide con el de otros ciclistas que a pesar de sus varios intentos no han podido levantar los brazos en la meta del último monumento de abril. Estos son los casos por citar a algunos de Laurent Jalabert y Joaquim Rodríguez.

El francés de la ONCE tuvo en el punto de mira la carrera belga en varias temporadas, llegando a quedar en segunda posición en dos ocasiones consecutivas, ambas por detrás del talentoso italiano Michele Bartoli, pero nunca se hizo con el triunfo en esta clásica. Lo mismo podemos decir de Joaquim Rodríguez. Purito nunca escondió que la Lieja-Bastoña-Lieja era uno de sus grandes sueños como ciclista profesional. Las características de la carrera de las Ardenas con su perfil de cotas y media montaña se adaptaban a la perfección al gran ciclista catalán. Sin embargo después de varios intentos, sus mejores resultados fueron dos segundos puestos y un tercero sin llegar tampoco a triunfar en la línea de meta de Ans, localidad anexa a Lieja donde está ubicada la llegada de la carrera.

Volviendo al apartado de los triunfadores en Lieja, aunque nos vamos a dejar a muchos, cabe resaltar la figura de Paolo Bettini, uno de los ciclistas con más clase que han visto las carreteras en tiempos modernos. De pequeña estatura, el Grillo, hizo patente su talento en las carreteras del sur de Bélgica con dos victorias en la más antigua de las clásicas. En el año 2000 venció magistralmente al vizcaíno de Abadiño David Etxebarria (primer español en subir al podio en Lieja) en un apretado sprint y a su compatriota Davide Rebellin después de formar la fuga definitiva en la Cota de Sprimont. Dos años después en 2002, un vendaval italiano tiranizó Lieja siendo los cinco primeros clasificados de esa nacionalidad. El conjunto Mapei consiguió el doblete en la línea de meta después de un sensacional ataque de Stefano Garzelli, el cual solo pudo seguir su compañero Paolo Bettini que se hacía con su segunda victoria en una de sus carreras predilectas.

ALBERTO DIAZ CABALLERO

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