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Homenaje a Juanto Uribarri

Corrían los años 90 y dibujaba perfiles de etapas ciclistas en mis cuadernos del instituto. Esto, que podría ser una declaración de entrada a una charla de “altímetreros anónimos”, es en realidad el origen de mi admiración por Juanto Uribarri. En aquella época internet estaba en pañales y la información sobre los puertos de montaña era muy difícil de encontrar. Con el cambio de siglo uno empezó a frecuentar ordenadores públicos con acceso a internet. Y, mientras la gente usaba el chat de Terra, algunos buscábamos información sobre carreras ciclistas, puertos de montaña, etc. Un día encontré una página sobre “altimetrías” (no sabia que aquella palabra existiera) de Asturias. Y en ella un enlace a “Altimetrías de Puertos de Montaña”.

Tras hacer click y esperar los 3 minutos largos que tardaba en cargar la página con aquellos 56kpps de velocidad, descubrí un nuevo mundo. Yo, que me suponía experto conocedor de los nombres de los principales puertos españoles (traducido, de los más usados por las carreras ciclistas de la época) descubrí que había cientos de puertos solo en Euskadi. Pero también en otras muchas zonas de España. Y que no era el único friki que disfrutaba con esas cosas.

Empecé a pasar horas en la web de APM empollándome puertos y disfrutando con las imágenes y las cuidadas descripciones que hacían unos tales Andes Guaza y Juanto Uribarri. Con mucha frecuencia subían puertos nuevos, pero la página incluía una miríada de subidas, cotas y puertos que ya habían subido con anterioridad. Ahí descubrí que había un lugar que se llamaba Ancares y que tenía un puerto de estructura similar al Galibier. Que en Zamora estaba una pared que se llamaba el Peñón y que se parecía al Marie Blanque o que el Morredero tenía otra vertiente y que se llamaba Portillinos. Y me empecé a preguntar como lo harían.

Leyendo sobre el, y con los comentarios en la Web supimos que Uribarri afrontaba las subidas con una sonrisa, concentrado, y subiendo recto, con tiralíneas. Sin quitar ojo ni del puerto ni del centro de mando que era su manillar. Sin prisa, pero sin pausa, y cada poco cantaba a la grabadora los datos que iba midiendo in situ con su altímetro, clinómetro y cuentakilómetro.

Además, al poco, se abrió un foro. El Foro APM, que tuvo una primera versión en la que Ander y Juanto participaban con frecuencia. Allí conocimos a una enciclopedia rodante del ciclismo, que fue forjando una comunidad de “locos de las cumbres” que lleva décadas escalando, y que se ha ido ampliando con proyectos como el Reto Cima, en el que se buscó seleccionar los mejores puertos de España, Portugal y Andorra. Un foro donde reinaban la elegancia, el intercambio de información y el respeto. Fue antes de la llegada de las redes sociales. El foro creció tanto que se creo uno nuevo con mucha más capacidad y que sigue vivo a día de hoy. Van a hacer 20 años.

Durante mucho tiempo seguí el trabajo de Juanto en la web y en distintos medios de comunicación: Ciclismo en Ruta, Pedalier, Ziklo, etc. No me perdía ninguna de las altimetrías que publicaban y, sin querer, me convertí en asiduo del foro. Ahí, las informaciones que aparecían en la web se convertían en rutas para cicloturistas, quedadas de apeemeros e incluso en un grupo de aficionados que intentó impulsar un cambio en alguna carrera ciclista profesional, dando pie a auténticas enciclopedias de ciclismo…. Y de puertos y recorridos. Todo ello sería el embrión de, entre otras cosas, el medio en el que esto se publica.

Creó una forma entender la bici y de medir los puertos: nos trajo las matemáticas al ciclismo. Muchos se han inspirado en él para dar a conocer las subidas de nuestras tierras, pero él fue el pionero y el más regular, aunque el siempre se refería a Mario Ruiz como el origen de todo.

Cuando me enteré del fallecimiento repentino de Juanto me embargó una gran pena. Al apagarse su grabadora, deja un gran vacío al quedarse la carretera en silencio y al perder su faro la comunidad ciclista de los puertos de montaña. Pero su recuerdo nos acompañará siempre, cada vez que subamos uno de sus miles de puertos, y cada vez que, buscando continuar con su legado, midamos un nuevo puerto. Agradecimiento eterno. El hueco dejado es enorme, pero el legado transmitido también.

@eduardoguada -Enrique D. Álvarez